Don de la anticipación o la casualidad venturosa. Doce meses de transformación, muerte y resurrección. Ahinco en la meta y fortuna en el desvío.
Lo más preciado se tornó esquivo. Sueños alcanzados. Olvidos necesarios. Tu mano en la mía. Vos en mí.
Y estás conmigo. Porque la duración de los sentimientos no tiene que ver con una medida en el tiempo. Y seguís aquí, habitándome en cada instante y en cada paso.
Caminos imprevistos, inciertos. Nuestra imagen juntos se desdibuja, lejana, casa irreal; con la consistencia de un sueño.
Ciento ochenta días en pausa inevitable, la misma que tiempo atrás hubiese sido insostenible; cuando cada minuto causaba un nuevo laberinto y cada instante un abismo insondable. Zozobra, incertitud, espera.
Porque habían sido dos los años de espera, desde aquel abril que precipitó el caos. Tu partida. Tu determinación volcánica.
Sobreviví, sobreviviendo. Se trató de eso, de remar un bote encallado que en verdad ya no deseaba avanzar; sin camino, ni sueño posible.
Mayo traería otro adiós. Tu regreso y un fin tan necesario como infausto. Aún me cuesta creer que después de una vida, la tarde que determinaría el último día, lo ignorábamos. No sé como sobrellevaría hoy tu muerte si no hubiesen existido aquellos llamados que nos hermanaron para siempre.
Y fue la última noche del mismo mayo cuando te vi a vos por primera vez, injustos los pasos, el inmediato después, las noches separados y unidos por aquello hilos invisibles que nos volvieron esenciales, vitales.
No, no te comprendo ni comprenderé. Jamás.
Claro, lo habías dicho, era una cápsula atemporal y eso no respaldaba un futuro cotidiano, un día a día juntos y de a dos. No más horas excepcionales sino minutos simples, llenos de nosotros.
El corazón quedó atenazado con tu abrazo formal y la mentira. Con el silencio previo. El total descuido. Quién serás hoy. Te acordarás de mí, en este instante cuando te nombro, rodeado de otras voces. Cuándo pasen los años, cuándo pase la vida.
Cuándo fue que me volví prescindible, que ya no importó que todo declinase y la espera se convirtiera en letargo. De sueños. De futuros distintos.
Lo irremediable se tornó imprevisible y carente de significado.
Buscadores de causas y efectos, de una suma de por qués resueltos...
Esto fue así porque me mudé aquí y ella sugería escribir, y entonces fue el azar y un hechizo de años hecho al fin palabra...
Venías desde lejos y te quedaste para siempre. Sin razón y con este ahora muerto de pena.
El patio de los naranjos venía con destino escrito. Descifrarlo, elegir, sentir, vivirlo. Y fue lindo mientras duró. Insólito. No me reconozco en la mayoría de mis actos. Y extraño a la que empezó a ver el mundo en naranja...
Qué no decline la fe, las fuerzas, ni ese creer en el otro que hoy cuesta mucho. Porque fallaron tanto... Exageraron. Prometieron imposibles. Suma de encuentros que hoy dan cero.
Mi sur también era posible y el destino parecía devolverme a mi lugar. Y podría haber sido definitivamente ahí, en mi patagonia de las hadas, o en la Suisse de l'Amerique, pero no. Y tal vez el áncora detuvo precipicios.
Si todo pasa por algo, si no hay huella en falso, si hace un noviembre se abrió un camino que nunca cesó de bifurcarse en muchos otros y de modo aluvional generó esta nueva curva, el sendero encauzado, demorado destino, o el definitivo acierto.
14 comentarios:
Tienes una prosa muy fuerte.
De todas maneras, no que da màs que apostar al acierto definitivo, una y otra vez.
Un abrazo
De que está contigo no hay duda posible.
Fijo que si.
Besos.
A veces, hace falta que llegue alguien de fuera para enseñarnos quiénes somos realmente. Otras, no nos queda más remedio que mutar voluntariamente sin más estímulo que el que nosotros mismos nos proporcionamos; aunque sólo sea para sobrevivir (a base de constante reinvención).
Un saludo
incertidumbres del recuerdo, sin pensar en el olvido todavía un presente en la sangre que duele, besos
Lindo escrito, lleno de sentimientos,...Es mejor que nos llamen locos a que nos digan muertos.
Y que en esta locura de espontaneidad participemos en la vida como sólo se participa cuando sabemos que lo importante son los sueños.
Vivir el sueño no es vivir esperanzada en que algún día llegará el término de nuestra búsqueda.
Vivir el sueño es hacer y existir en el mundo que proponemos. Es hacer ya el sueño realidad y permanecer contagiando esa pasión.
.....desde la Suisse de l'Amerique,le digo Sra. que es notable su habilidad para trasmitime el sentido profundo de sus historias,
o los pensamientos de sus criaturas que la incluyen.
Salú estimada.
"cápsula atemporal"
Es eso.
La única manera.
Me quedó esa sensación que suelen provocar los poemas a veces, de ideas o sentimientos fragmentados y directos, donde los silencios, las evocaciones y el tiempo cobran su innegable importancia.
Nunca acertamos definitivamente porque siempre hay un error en el acierto.
[Te saludo, te leo, definitivamente]
"venías desde lejos y te quedaste para siempres"
Claro que sí que hay emociones en los encuentros y en las despedidas, en lo posible y distante y en lo imposible y cercano. Cuando el sentimiento se encapsula en nuestras vísceras, es definitivo aunque ya no exista.
Hermoso texto
Los sentimientos no duran, resisten.
círculo dentro de círculo, eterno laberinto.
aluvional lo suyo, querida Rochies
besos*
Que manera tan magistral y hermosa de desahogarse, perpetuar lo que sentimos en la palabra escrita, es escribir nuestra propia historia,nadie puede arrebatarlo.Un inmenso abrazo caribeño mi rochis
No sé, salí de mi cápsula y releí esto. Cápsula, burbuja, pompa de jabón. Fue lindo mientras duró. Minutos. Horas minutos. Días segundos. Segundos días. Ya no.
"Te borro/estás borrado"-"te borro/estás borrada"
El niño juega al está no está detrás de la columna. Ahora ya no queda más que la columna. "De noche blanca corría, blanca corría la luna, de repente la perdía, de repente aparecía"
Abolir el futuro, eso habría que hacer.Doctorarse en el arte de eternizar el momento. Momentear la eternidad. Lo que fue es.
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