Noviembre, 2009.
Cuando ya el número en el cemento te supera en días, y permanecés en mente, corazón y cuerpo, y cuesta, cómo cuesta encontrarle un sentido a algo, a todo. Al azar que hizo echar raíces aquí y no allá. Y se subsiste...
Pero continuás siendo oruga y no te animás, y no se trata de ningún "síndrome del regreso". Si casi casi sos de allá... Y este no reconocerme en los tiempos de los otros.
Pasados lejanísimos que se vuelven presente en el indescifrable camino de la memoria, y otros tanto más cercanos que parecen sin embargo tan lejanos. Que desdibujados, deshilvanados, caen en el olvido. Un ayer tan hoy, un hoy tan lejano...
Lugares que albergan recuerdos distantes. ¿Cuándo fue que fui tuya? ¿Cuándo fue la última vez que nuestros caminos se cruzaron? ¿Qué intervalo nos separa? ¿Cuánta vida transcurrió en el intento?
Redireccionando, avanzando, librada al azar. ¿Allanando caminos? ¿Disipando temores? Nada ni nadie como plan B ante la soledad. Yo misma, mi primera y última compañía.
Achicando abismos. Entusiasmo, ganas de crear, de afrontar, de enfrentar. Y un diálogo inconexo con un pasado tan cercano que pide olvido, a catorce días de un día catorce. "Viniste a entender el desapego."
Y se trató de volver al sur y por eso Piazzola, de volver a vos, al escenario de tanta historia. Tanta historia tejida en tus paisajes. Tan vivos ellos, tan cambiantes, tan símiles.
Hacer cuentas y darme cuenta de que no estábamos juntos desde marzo de 2007, cuando la meta era que Claudio sanase, y así fue. Cuando por primera vez en tantos años pudimos compartir ése, mi lugar, sin sus celos ni comparaciones.
Cuando aún era yo, ese yo que a veces desconozco. Ese mismo yo que transformó un departamentito capitalino en cabañita palermitana. El que supo llenarlo de vos, para no sentirte tan lejos...
Y a pesar de que se rodaba nueva historia e intentábamos por todos los medios dejar atrás el pasado y conjugar, sólo en tiempo presente, las imágenes. Las imágenes, los flashes: con vos Lucianita, con vos bautizando nuestras muñecas de trapo a orillas del Lacar en aquel día de la madre. Y como si no bastase con la memoria fotográfica, encontrar tu manuscrito en aquel libro de visitas donde quedamos perpetuadas otro 17 de octubre, seis años atrás. Y un 12 de marzo también: "cuando las coordenadas se coordinaron para lograr un hit como ése" como escribió Claudio.
Tanta promesa, tanto ruego, tanto sueño hoy dormido. Tan tuyo es "mi sur", que fue imposible no buscarte. Y fue buscarte y la magia, y encontrarte por azar, y tenernos como siempre, como casi siempre desde hace exactamente trece años cuando propusiste compartir la vida y no sólo tramos...
Sigo sin explicarme estos trayectos que se unen y separan, y los intervalos y paréntesis. Ese hilo kármico que nos une, nos anuda y entrelaza, nos aleja y supera los espacios y puentea tanta vida. Y, sin embargo, la magia envuelve, las palabras se evitan, los silencios hablan.
E indefectiblemente preguntarme cómo hubiese sido si hubiese aceptado, si los "pero" no lo hubieran impedido. Si hubiese confiado en tus palabras.
Embriagadas de tu color, de tu viento, tus ríos, tu nieve, tus rocas, tus playas, tus senderos, tu bosque, brindamos una vez más por nuestra amistad, compañera de ruta.
También cambiamos de año, y la noche se vistió de "luces de luna". Hubo deseos lanzados al universo, rogando se complote para hacerlos realidad. Y tanto buen augurio recibido, gracias. Allí, en esa cabañita de ensueño hoy transformada en un wine bar.
Pedimos paz, paz en la acción. Pedimos no falte la energía, la confianza, la paciencia, las ganas. Pedimos por esa mitad que viene desmoronada, desintegrada, desunida, desconfiada. Que no falte la brisa fresca ni el andar calmo. Que nada evitemos por miedo, porque lo imposible es lo jamás intentado. Creer, creer en la magia del universo, confiar en la propia sabiduría. Recuperar las fuerzas para seguir batallando. Rogamos no anticiparnos, no temer por adelantado. Evitar la prisa, que no lleva a ningún lado. Serenidad ante la incertidumbre, capacidad de cambio. Alegría, paz interior, camino encauzado. Abandonar el laberinto, descansar en tus claros.
Vuelvo al Sur,
como se vuelve siempre al amor,
vuelvo a vos,
con mi deseo, con mi temor.
Llevo el Sur,
como un destino del corazón,
soy del Sur,
como los aires del bandoneón.
Sueño el Sur,
inmensa luna, cielo al reves,
busco el Sur,
el tiempo abierto, y su después.
Quiero al Sur,
su buena gente, su dignidad,
siento el Sur,
como tu cuerpo en la intimidad.
Te quiero Sur,
Sur, te quiero.
Vuelvo al Sur,
como se vuelve siempre al amor,
vuelvo a vos,
con mi deseo, con mi temor.
Quiero al Sur,
su buena gente, su dignidad,
siento el Sur,
como tu cuerpo en la intimidad.
Vuelvo al Sur,
llevo el Sur,
te quiero Sur,
te quiero Sur ...
Astor Piazzola (1988)
(11 de marzo de 1921 - 4 de julio de 1992)
Nota al pie: esto es una especie de recuerdo, ya más procesado, que se mezcló un poquito con el cumpleaños de Astor Piazzola.