Oscilo flotando buscando tomar pertenencia de mi espacio.
Sentimientos intrincados. Vacío. Silencios que no cesan, palabras que no salen; cuesta decirlas, cuesta escribirlas.
Augurios. Esperas.
Temores, andares, he escuchado tanto, y sin embargo...
Como se entromete el enemigo, el temor feroz, las horas infinitas, los minutos que no avanzan y a la vez retroceden, hacia pensares muy lejanos, a otros tiempos, a otras orillas. Cuando era otra, cuando bastaba con ser uno mismo.
Te quiero cerca, independiente, poco memoriosa para lo que vale olvidar. Más fuerte. Disfrutando del instante mismo.
Cómo marcó el destino, por donde estará la calle de salida. Si estaremos haciendo las cosas bien, si vale el cambio. ¿Cómo? ¿Hacia dónde?
Ahoga mis días tu silencio. Tus no aprendidos de memoria, que eluden los por si acaso. Los propios. Los menos admisibles. Los que cuesta trascender; superar. La despersonalización, el desdoblaje.
Extraño tu mirada, tus manos; los imprevistos que tanto cuesta sobrellevar. La rutina que es tedio y desespera.
Escucho tu silencio, la ausencia de tu huella par, la cantidad de horas que han completado esta pausa aún sin fin.