Historia de un hechizo (chapter three)

CHAPTER ONE Y CHAPTER TWO

Rochies y Antu llegan al negocito en cuestión y se encuentran mezcladas entre bolsas de arpillera y porotos, más mucho pero mucho aroma a condimentos y afines.

La dama Arekrishna no había dado mayor importancia a la presencia -éramos casi niñas- arropaba un baby, bonito baby, y la pizarrita de corcho también tenía muchas otras fotos, de esos nenitos estilo mulino bianco, pero que por alguna burla del destino nacieron con padres sugestivamente peculiares...

Vuelvo a aclarar que estábamos en el almacén de campo, en el recomendado por el viejo y conocido guía de la zona.

Él y nadie mejor que él hubiera sabido entender perfectamente que Antu y por sobretodo Rochies no querían más la rotatium foto / micro cual ponjita en Patagonie. Y, si bien la propuesta inicial era tentadora (rafting), también había y por demás, muchísimas otras.

El entorno sanmartinence de Rochies intentó fallidamente que ni Antu ni Rochies, subiesen a ese gomón, y mucho menos a un bote que partía desde un almacén de campo y no desde una travel agency.

La única idea clara era: ya conocemos hasta si en el cenozoico o mesozoico se formó tal o cual terreno y en cuál se erosionó. Era justo el momento de desafiar las caminadas tierras y lanzarse por los aires y también por sus ríos...

Transcurrido el par de horas, el personaje R, llega no sólo a su local, sino a la vida de Rochies.

Si Rochies hubiese tenido que apostar todas sus -hasta entonces nulas- pertenencias, con respecto a cual fue la primer impresión de R al verla por primera vez, ella se daría por vencida antes de empezar, y tampoco nada hubiese perdido porque aún no había nada por apostar...

Aunque no lo crean para aquellos años C ya estaba en la vida de Rochies, como aquel médico que entre novecientos noventa y nueve más, trabajaba con ella en ese mismo antro laboral. Rochies ya había utilizado -lamentablemente- sus servicios cuando entre el ajetreo "facu, antro, Zas' presse", su cuerpecito parecía no más soportar.

Con esto quiero dejar claro que ella para ese entonces estaba flasheada, platónicamente flasheada, por ese señor que recién cinco years later iba a osar pedir su mano desde aquel teléfono desde Cariló. Igual Rochies cree recordar que un pequeño escozor corría por dentro durante aquella primera charla con R. Ella para aquel entonces ya sufría de amor platónico, no solo a causa de C, sino por otro personaje por el cual hasta había sido hasta cardiológicamente medicada.

Post dedicado a mi sistercita blogguer Acquarianne, y por supuesto a Antu que ve día a día su intimidad al desnudo en el blox de su amiga Rochies...