27 de diciembre de 2013

Andares

Oscilo flotando buscando tomar pertenencia de mi espacio.
Sentimientos intrincados. Vacío. Silencios que no cesan, palabras que no salen; cuesta decirlas, cuesta escribirlas.
Augurios. Esperas.
Temores, andares, he escuchado tanto, y sin embargo...
Como se entromete el enemigo, el temor feroz, las horas infinitas, los minutos que no avanzan y a la vez retroceden, hacia pensares muy lejanos, a otros tiempos, a otras orillas. Cuando era otra, cuando bastaba con ser uno mismo.
Te quiero cerca, independiente, poco memoriosa para lo que vale olvidar. Más fuerte. Disfrutando del instante mismo.
Cómo marcó el destino, por donde estará la calle de salida. Si estaremos haciendo las cosas bien, si vale el cambio. ¿Cómo? ¿Hacia dónde?
Ahoga mis días tu silencio. Tus no aprendidos de memoria, que eluden los por si acaso. Los propios. Los menos admisibles. Los que cuesta trascender; superar. La despersonalización, el desdoblaje.
Extraño tu mirada, tus manos; los imprevistos que tanto cuesta sobrellevar. La rutina que es tedio y desespera.
Escucho tu silencio, la ausencia de tu huella par, la cantidad de horas que han completado esta pausa aún sin fin.


23 de noviembre de 2013

Vai vén

Crece, decrece. Impera, disminuye, ataca, da tregua. Quién era yo.
Pasos a la deriva, huellas con meta prefijada.
Tormento, reparo. Velocidad, lentitud.
Un infinito que abisma; retrotrae.
Cómo olvidarlos. Permanecerán en mí.
Dejaré lavar todas aquellas lágrimas vanas, todos aquellos recuerdos impertinentes. Los que asoman sin ser llamados, los que desvían del momento mismo.
Hacia dónde vamos. De dónde venimos. ¿Por qué? ¿Para qué? Preguntas que arremeten silenciosas, insolentes. La omnipotencia las resguarda. El haber hecho tanto. Porque fue mucho e inmerecido. Porque lo sigue siendo y no libera. Porque los minutos avanzan o se detienen; infinitos.
Porque urge lo mismo que impide. Porque resta el tiempo que a la vez falta. Porque fuimos y seremos y la ambivalencia domina.
Quererte. Recuperarte. Aliarme a vos. Como era antes, como debió ser siempre. Como nunca debió dejar de ser.

18 de octubre de 2013

De soledades

Nadie está más solo que aun cuando se encuentra entre las más mayoritarias compañías; las que acercan; las que nos alejan de nosotros mismos.
Nadie está más acompañado que cuando se encuentra totalmente solo, avocado a sí, navegando en el interior de cada uno, sin escollos, en equilibrio.
Nadie está solo nunca; rodeado de pasados e imágenes circulares, de presentes continuos, de velocidades y abismos.
Sin embargo, cuánto cuesta lograr la comunión entre el yo y los otros: ¿Quién soy yo? ¿Quién sos vos? ¿Quiénes fueron o serán ellos? ¿Quiénes te piensan? ¿Quiénes te sueñan? en este instante mismo...

7 de octubre de 2013

Otros cielos

                                                                                 


Urge despegar, deshacerse, desdoblarse. La mente encarcela y no nos deja huir. Sin embargo y de modo imperativo un camino se abre y echamos a andar. La ruta no es sencilla; atravesamos puentes ignorando que hay del otro lado. El abismo atormenta, no deja respirar. Avanzo, me zambullo, avanzo.
De pronto me encuentro dentro de un edificio muy antiguo, nada rústico, plagado de imágenes. No sé donde estoy; tampoco importa. Intento salir pero no puedo; solo mirar de adentro hacia afuera.
Una luz azul todo lo inunda. Me hallo cómodo ahí. Ese mismo reflejo impregna el paisaje que se muestra desde la ventana donde intento asomarme. Veo muchas construcciones, parecidas, casi iguales; todas diversas.
El tiempo es otro. Un sopor arremete, ya no estoy ahí. Vuelvo en mí.

9 de septiembre de 2013

La lluvia


Duele la lluvia, duele el dolor y las distancias de abismos insondables que crecen sin descreer.
La lluvia se enoja, no la dejan surgir. El sol la vence. Decrece. Canta.
Sus manos me envuelven, llueven lunas. Ella no sabe por qué es. La aman, la desprecian, la acogen. Nos une, nos recluta. Introspectiva surge. 
El pensamiento vaga y no se detiene. Falta luz. Mi luz, tu luz. La que iluminamos cuando las manos se entrelazan y crean submundos, nuestros y nuevos mundos. Porque juntos surgen paraísos; refugiados.

7 de agosto de 2013

Encierros

Permanecen. Aún restan las sombras y los corazones latiendo en el dolor.
Surge desprevenida la libertad de ser, a pesar de todo.
Porque no hay celdas donde aún no impere el afuera.
El recuerdo; la nostalgia de haber sido. Los sueños truncos; el silencio, la paz y la soledad.
La quietud del adentro, mientras más allá de las rejas todo permanece intacto.
La luz se filtra entre círculos, en algún desvío...
Porque sos vos, son ellos, somos todos.

2 de agosto de 2013

Palabras

Escribir. Dejar el alma en una hoja en blanco, exorcizarla. Salir del vacío, naciendo nuevas historias. Historias que tienen vida propia.
Soles que iluminan, blancos que se llenan de luz.
Manos que hablan; la naturaleza que comulga y la inspiración que llega. Porque las palabras nacen, porque el verde así lo quiere.
Escribir es seducir; al mundo, a nosotros mismos.
El frío no detiene. El azul del cielo es testigo. El viento no perturba ni se entromete.
Hay juegos de luz y sombra. Hay juegos de color.
El brillo todo lo inunda; las letras al compás; senderos que acompañan.

26 de julio de 2013

Ciudad

Una ciudad sin sol que impera. El bosque entremedio del bullicio, y la velocidad de los transeúntes que impiden el reparo. La luna ya no está, cuesta verla; las flores se esconden hasta la próxima estación. Sin embargo, el verde irrumpe y nos cobija: luces y sombras; ruido y silencio.
No es fácil abstraerse; cada día la cuesta es más arriba, aunque la vía de escape seamos nosotros mismos y las respuestas estén sólo dentro nuestro.
Miro a través de esta ventana, de este encierro que es paz y escozores, que es tierra y asfalto, que es lágrima y sonrisa, que es armonía y deleite. Que es verme y verte.

18 de julio de 2013

2052


Inspirados en "El peatón" de Ray Bradbury.

Camino a la deriva; sin ruta prefijada. Todos son árboles, lagos, y la pradera todo lo inunda.
Ya no hay antomóviles ni aviones, sólo trenes. Trenes que llevan a lugares sin nombre. Somos nosotros a bautizarlos.
Yo y otros, a los que nos ha sido dado el don de la inmortalidad podemos entendernos sin hablar. Nuestros cuerpos emanan rayos de luz violeta, y es a través de ella que nos reconocemos.
Las computadoras también han desaparecido. Volvimos a comunicarnos del modo más primitivo.
Ya no existen el pavimento, ni los edificios. Tampoco hay teléfonos. No los precisamos. La comunicación hoy es otra: luces, almas, voces.
El verde todo lo cubre, y la flores son las guías de los de los recorridos que emprendemos.
Las aguas son cristalinas y nos alimentamos de frutos silvestres.
Nadie teme, todo es luz y color. El sol nos baña y cubre de energía. La lluvia alimenta los prados y nos bendice.
No dejamos huella. No existen los grandes recuerdos. Todo es presente. 
Sin embargo no dejamos de saber quienes fuimos.


Nos propusieron un viaje distinto. Nunca imaginamos de que se trataba; un viaje diferente podía implicar muchas cosas. Sin embargo las posibilidades eran muchas y nos quedamos con aquella que más nos sorprendía: Júpiter y su rótulo de benéfico mayor, nos atrajo de sobremanera. 
El viaje fue corto, pero no por ello sencillo. La cápsula donde nos transportamos tenía todo lo necesario como para sobrevivir varios meses. No obstante y a pesar de la meta el encierro nos resultaba fatal.
Llegamos al par de días. Allí todo era verde y lo árboles otorgaban la sombra necesaria. Las flores inundaban los campos. Los lagos cercaban cada espacio árido y tampoco faltaban las arenas.
Flores y flores, de todo tipo y color. Aguas multicolores descendían por las cascadas.
Movilizarse era fácil, porque desde que llegamos, por algún efecto sensorial, podemos deslizarnos y volar.
Pero hubo que regresar, y recordar la experiencia entre lo mejor de lo vivido.
Siempre nos prometimos volver a ese lugar soñado.

7 de julio de 2013

Abrazos

Un abrazo no dado, que quizás lo será a destiempo. La lejanía, la distancia y la idea de que esa realidad no fuese así.
Fue dura aquella tarde que aún habiendo pedido socorro al entorno, el abrazo no fue, como cuando se niega o demora por nimiedades poco creíbles.
Y te extraño como nadie, a pesar de haber sido el detonante del caos. O uno de los tantos. Te extraño porque a veces éramos uno, y eso era felicidad. Hasta el mínimo momento de alegría compartido se convertía en un oasis. El más ínfimo, el que en otras compañías pasaba desapercibido. 
Te extraño, como extraño la rutina, los lugares; los que hice míos, aquellos de los que no podré despegar en mucho tiempo aunque aparezcan otros, no tan míos, no tan llenos de recuerdos. Y pasar esas esquinas o que la vista alcance desde una ventana un pasado, y pasar y vernos en una mesa donde ya no estamos, cuando la realidad era tan disímil. Cuando el cotidiano era tan diverso.
Cuando los abrazos y las pausas nos unían sin remedio. Y no lo buscábamos porque eso era la felicidad. Cuando no había un sentimiento de desdoblaje, y no estaba deshabitada en mi estar de siempre. Cuando las compañías eran necesarias pero no imprescindibles. Cuando no había vacíos sino falta de tiempo. Cuando cada segundo era un disfrute y no un instante infinito. Y los libros un mundo a descubrir y las letras propias una vida que todo lo justificaba. Y agradezco a los que están cerca pero no por ello dejo de necesitar aquellos otros abrazos tan nuestros, tan sentidos, que fueron creciendo con el correr de los días y abarcaron tantos tiempos. Cuando ya no importaban los pasados vividos porque habían sido asumidos y se vivía el presente. 
Tal vez y a pesar del dolor se trate de barajar y dar de nuevo, construir a pesar de la añoranza, y evitar pensar que se trató de la última vez.



10 de junio de 2013

Ambiguedades

A todo o nada. Blanco y negro. Implorando por la gama de grises lejos de los límites. Por salidas de claridad  resplandor y cantares.
Paz, caos. Miedo, alegría. Sanación.
Manos que cooperan. Luz brillante. Sin vaguedad. Sin confusión.
Y llegar hasta ahí, donde empieza el trayecto más luminoso. El que convertía los grises en naranja y el andar impedía el desdoblamiento al alcanzar la otra orilla. Sin pesadumbre. ni retiros, ni añoranzas. Porque la hay, aunque solo se trate de un desvío en el camino que soñaba prefijado. Porque costó y cuanto,
Por un mar de sales, por el andar que sana. Por la luz aunque breve. Por la paz.

2 de junio de 2013

Integros a cuatro manos

Era un pasillo largo y no podíamos ver el fondo. Sin embargo nuestra voluntad fue mas fuerte que nuestro miedo a descubrir lo que se encontraba allí. Desde el final del recorrido emanaba una luz muy rosa, una melodía resonaba entre aquellas paredes. Nos sentimos completos, íntegros y fuimos felices. Algo flotaba en el aire, algo muy parecido a la paz. Y fuimos felices.

13 de abril de 2013

Carruseles


No sé que decirte que no resulte monotema. Ni sé que hacer para que no te alejes cuando te siento tan cerca. Ambivalencia.
Sé de abismos. Sé de carruseles que marean y no liberan. La calesita parece no tener fin y mucho más la impaciencia porque así sea. El tiempo que corre distinto.
Sabés todo de mí. Y cuánto sé de vos aunque no lo creas y te fugues.

Cuando no recuerdo cómo ni en que estado te pedí que te alejaras y ahora este vacío infernal e inmanejable. Sí, te extraño.
No quisiste saber y no entendiste en el momento preciso. No lo era quizás. Y ahora esta laguna, y el escozor ante la sola idea, que me escapa sin opción a la vista.

Sentimientos entrecruzados. Vacío. Maratón. Soledad. Estoy y sé que estarás en mí por mucho tiempo. Como cada segundo de vida que se vuelve eterno. La velocidades...
Que alguna vez sea cierto. Que alguna vez fuese verdad.

20 de marzo de 2013

Nudos

Sacarte de adentro mío. Hay escollos. Parece un peñasco.
Somos uno. Y sin embargo, la duplicidad, la ambivalencia. La piedra que pesa, la añoranza que irrumpe. Lo elige; sí lo elige. Blanco, negro, pasado, futuro. Que sea como antes. Como antes de ahora que el todo era nada y se sostenía.
Te revelé, te regalé, lo mejor de mí.
Estoy aprendiendo, pienso.
No, así no. Es tuyo. Acaso alguien te cuenta a vos...
Si era verdad ¿Estuvo mal en decirlo? ¿Si pensó que ayudaba?
Porque no pasaba que me contaras y yo te contara, y que fuese entre dos, y y que jurásemos los para siempre.
Como el verde, y el rojo. Como el instante y la eternidad. Como el frío y el calor; la soledad y la compañía, aunque no dejemos de ser uno...
La consecuencia del secreto, de la confidencia mal guardada.
¿Dónde estás hoy? ¿Qué estarás haciendo en este instante en que te pienso y te traigo? ¿Tan rotundo fue mi no que decidiste tomarlo en cuenta? Yo hubiera peleado, la hubiese peleado.
Porque no pasa muchas veces que dos almas sean pares. Las gemas en extinción; la ola que agita, la roca que no se desintegra. El nudo que no se desata.

13 de marzo de 2013

Tus manos




Hoy te pido tus manos, como si nunca las hubiésemos entrelazado. Te pido que me acompañes como si nunca hubiéramos sido uno. Como si estas puertas nunca hubiesen estado abiertas para vos. Para la comunión de cuerpos enlazados en un gemido par, impetuoso, silencioso; único. Porque nunca será el mismo; porque nunca fuimos los mismos. El lazo sin raíz. El umbral y el corazón abierto. Que galopa fuerte cuando se trata de vos. Aunque no lo creas... Aunque te cueste creerlo. Te pido que abras tu corazón y lo estreches junto al mío, que tu espalda sostenga mi abrazo; mis manos, sujetándote bien fuerte.
Quiero que recorras con ella mi ser entero. Porque son muchos los días y las horas y cada segundo sin ellas. Quiero mirar una a una esas huellas que han hecho tanto. Que han sufrido y brindado. Y porque han sufrido han negado. Que han pedido y se han detenido también de hacerlo. Que han escrito tantas letras. Que han callado tantas otras.
Tus manos que no recibieron. Las que dieron. 
Son tus manos la guarida cuando el sopor anida fuerte.

                                                                          Nos encontramos en lo de Dorotea

6 de marzo de 2013

Los jueves, relato: El viento



El viento te trae, te arremete sobre mí y no me niego. Te espero, te digo sí, con ansias, con el desenfreno contenido de la última vez. Donde no fue porque no podía ser.
Te espero con la premura de verte y el escalofrío  porque sí, porque da temor el encuentro. Los decires que serán cobardes y mudos;  las brisas. Porque el pacto es ese. Para siempre. Para toda la vida, pero así. Insensato.
Y no por ello no recuerdo aquella primera vez donde tus manos rozaron y se hundieron en mi cuerpo tan falto de caricias. Creo que por eso te atreviste. No pude decir no. No quise. Nunca supe si fue solidaridad para con quien tanto sufría. 
Y será distinto. Mi cuerpo espera el tuyo, sabiendo que nunca fue tan bien amado. Tus labios me recorrerán intacta de otros besos. Habrá sudores, pudores, silencios. Aliada la piel...
Ya sabemos como es. Ya sabemos que tu no es rotundo. Que no hay par. Que no querés que lo haya. Son varios los años ya. Yo no pierdo las cuentas. Vos tampoco, lo supe inmediatamente con la fecha esgrimida del último adiós  Y estábamos intactos. Y te rocé varias veces como al descuido , como quien no olvida que antes habíamos sido uno, aunque lo niegues, aunque te acobarde.

Más vientos por aquí 

27 de febrero de 2013

Errantes


Socavaron. Llegaron al fondo, al límite. Histriones del propio haber, y sin embargo fueron las sombras; maldad intrínseca. 
Pero, como el árbol que está de pie. Como el junco que lo doblegan y sigue erguido. 
Y es también dicotomía, recordar y olvidar. Soltar y retener. 
Miedo al miedo. A que no vuelva a ser como antes. Cuando veía las flores en los largos trayectos, y regresaba con escenarios hechos fotografía. Cuando los sabores eran distintos y la mínima pausa, respiro.
Cuando no había suma de horas. Cuando no había conformismo y sí coraje. Cuando nada era un todo; ciertamente. Y lo hipotético generaba expectativa. Cuando no había que trazar ruta. Porque cualquier ruta era itinerario sin alarmas. Sin templar para avanzar. Día tras día, mes tras mes. 
Es impalpable, etéreo, pero es.
La ecuación era simple; tendenciosa. La libertad se vuelve aplastante. Porque no surge, no nace. Porque hay que hacer, hacerse: disponibles, ni cobardes ni subjetivos.
Y acaecen, y nada es bueno ni malo en sí mismo si contamos con nosotros mismos. Los protagonistas principales; los autores de esta obra llamada vida.
Porque triunfa el pasmo contra el cálculo y la sospecha. Andando.

13 de febrero de 2013

Los jueves, relato

Desde siempre les temí a las sorpresas. Sí, tanto que ni siquiera me gusta tropezarme con alguien con quien no hubiese pactado el encuentro. Voy en mi mundo, soy memoriosa pero poco fisonomista y como anticipé nada de sopetones, solo citas. 
Tampoco me llevo bien con las previas. He decidido llamar así al período de cavilación. A esos tránsitos que anteponen un después, que jamás pero jamás será como lo habíamos previsto.
Todos mis amigos saben que para algo existen los medios de comunicación: para prever lo que digo, intento evitar. 
No respondo timbres y tampoco atiendo sin mirar el número que indica el emisor. Porque sí, porque no siempre están las ansias, o porque como dice una gran amiga, no siempre estamos visibles.  Para el mail estamos dispuestos, para el timbre o llamado no; irrumpen.
Las previa nunca anticipa lo que en verdad será y nos consume tiempo y energía como nada. ¿O acaso alguna vez algo fue como lo decretamos?
Tenía que volver después de larga licencia: acoso le llaman. Nada fue como lo supuse, y el día que menos lo imaginé se trato del fin.
Y fue también la última vez de tantas y no lo supe. Te marchaste para siempre y lo desconocíamos. Y fueron muchas remake y lo ignoré. Será por eso que detesto las despedidas.
Y cada vez que algo imaginé, de ningún modo se concretó. Debe haber una enseñanza en esto. Como en la caminata que no es ni trote ni corrida.
Pero soy aire y no tierra, y pienso y acciono por algo de fuego, pero lo que más oscila es el pensamiento y la palabra,  y la acción que cuesta y cuánto... cuando se trata de avatares y desvíos.


Más in fraganti en casa de él

9 de febrero de 2013

Papeles recobrados

Julio 2012

Confitería London City. Dieciséis y treinta horas. Futuro promisorio. El miércoles se develará el misterio. Si se encauzan por fin las aguas y vierten la nobleza: la liberación de lo vivido. Liberar no es olvidar. Permanecerá en mí.
Sos, fuiste, fue, fui, y me conformaré íntegra y fuerte; sobreviviente.
Violentó la injusticia. Injurió.


Escrito bajo el retrato de Julio Cortázar:. La London City es mencionada en su novela Los Premios.

4 de febrero de 2013

De intensidades

San Martín de los Andes
Camino de los Siete lagos
Porque la intensidad de lo vivido no tiene que ver con una medida en el tiempo, dijo él hace muchos años ya. Dan escalofríos, Aless. Este año el día D, el 24 de julio, serán diez años de tu partida, y por momentos pareciera que no pasó un segundo. Pero no es así y pasaron, y fueron muchos. Demasiados. Porque el tiempo sí existe.
Y tocó llorar y no estabas, y toco reír mucho y tampoco. Y no quiero ponerme ni poética ni melodramática, pero desde que llegó el día de la partida a tu tierra natal, el corazón se hizo un nudo y costó mucho que volviera a latir en frecuencias normales, o pisar alguna huella par.
Seguís siendo el mejor de todos, el que siempre tenía la palabra justa, cuando decías "Dos puntos: no sirve!" ¿"yo llevo el café y vos la pasta"? para ese otoño de Sur que iba a ser de a tantos y fue de a tres. 
Esperame, pará, ¿te fuiste en el dos mil uno o era ya el dos mil tres? Si ahora calculo y me desvío que el duelo número dos se lo llevó la Lu, de la que ni siquiera me pude despedir.
Era mucho. Todo era mucho.
Apego y soltar. Recuerdos imborrables. Nuestra palestra insieme, nuestros cines, nuestras caminatas. Hoy paso por Coronel Díaz y ya no lloro, pero sí pienso en que era más lindo antes y no ahora. 
Si supieras lo que pasó. Hubieras sido el primero al que hubiese recurrido para contarte; todo. Porque es marea y no remanso. Y en algo te equivocaste, amiguito del alma. Parece que a veces no hay pietà, y los arrebatos y las tormentas siguen, aunque Saturno se haya ido de Libra por una tregua de meses y  vuelva a zamarrearnos un poco más, hasta junio a los pobrecitos librianos. Yo pensé que había aprendido mucho y no; todavía falta.
¿Alessandrito tiene entonces diez u once? ¿Sigue jugando con su perro? ¿Sigue en su casita redonda? Ey ¿Conservás mi primer book? 
Alessandritos book se hizo con mucho amor dijo Pablo, nuestro profe favorito. Cuánto te quería. Por noble dijo alguna vez. Por genuino... 
Y hubo un attimo de gloria y ocaso, y te fuiste abrazándome a una gema violeta que llevé conmigo en meses venideros y muy felices. Doble duelo. 
Pero lo decís siempre que nos aggiornamos: mi vida debería ser filmada. 
Vimos una Buenos Aires muy alta desde un azul profundo. El principito de mis seis o siete años se fue con vos. El alma se quedó entre quince mil kilómetros haciendo charco, y lágrima, y memoria y olvido.
Viniste a aprender el desapego...
Virgilio, aiuto! cómo me hace sufrir, amiguito. Y eso que era el favorito del favorito, Jorge Luis, asevera "se propuso una obra maestra y lo logró".

Pd: ¿tenés alguna foto nuestra? el papel se hizo disco y nuestra ex cápsula inteligente reclutó el resto.

Más intensidades entre Simon, la luna y Cecie

30 de enero de 2013

Los jueves, relato

Flores violetas  - 27 de enero de 2013
No triangulemos que ya me han hecho triangular toda la vida entre brother y madre y ni la terapia vincular nos sirvió, cuando cerré la sesión mencionando un capítulo número uno del manual de neuroligüística: "no afirmar en positivo algo negativo, a eso le llaman decreto": te vas a caer, te va a hacer mal. Y así partí. Partimos.
Gracias, Clodito, me enseñaste tanto, aunque a veces no sirva de nada y los insanos triunfen y hagan tambalear. 
Y estás vos,  S. Graciana, que has sido una jugadora empedernida y por eso sos la dueña, porque mientras ayer me narrabas tu episodios por horas y yo los míos -con tantos paralelismos- donde no nos sobra una coma y nos falta tanto por "exorcizar": dijiste. Gracias. 
Y si nos animamos podremos empezar a jugar. 
De verdad. Porque quizás la vida sea un juego, y no hay que andar con la verdad en la mano. Y porque tal vez estaba ya prefijado y lo elegimos. No todo el mundo merece saber la verdad. 
A lo de tu tocaya no pudiste llegar. Imperaba. Y tampoco pude llegar yo, y sí volver con flores blancas y violetas; no era el día. El día era hoy de él. Por eso las flores. Las vi y no dudé. 
Le hice jurar que no triangulásemos. Si no, no seguíamos hablando escribiendo, y no entendió lo del enfermero pero si entendió,  que maldigo el libro ese que entregué en El Zaguán. 
Te quise salir a buscar por hospitales y clínicas y después me dije, no. Esta mina cree que su vida es un rosario de problemas por una institución de mierda y tres materias de mierda  (no eran tres, eran seis) y era lo único que te pedía en mi vida. Creo. Capaz me equivoco. Y no se trataba de eso. Era mucho más, era minuto cero. Te pedí siete. No me los diste. Querés verme, yo no quiero. Ya no quiero.
Tal vez, por una vez esté soltando recuerdos, como aconsejaron todos siempre. 
Y ahí me decido a hablar con vos,  Brujex, que estás siempre que uno está mal, y pueden pasar años, meses, y jamás hay facturas. Ojalá pronto te toque empezar a vivir a vos, que lo has dado todo y más , y toca vida. Y nos debemos hace tanto Las Violetas. Las Violetas y el mar y la montaña y tanto...
Vaso dado vuelta, flores violetas con blanco, y el maldito plástico no aparece. Pero muertes son otras; las de más de cuarenta días, y su por qué; la tuya, hace tres años, cuando en dos días yo llegaba, para nuestro sexto regreso. Te amé tanto. Sé que no se puede volver a amar así, a pesar de las idas y regresos en kilómetros y de los novios que me mandaste desde que te fuiste. Porque juntos estuvimos quince años, y si estás en ese lugar muy celeste, estarás viendo que hoy quizás ni ella ni yo debíamos llegar a General Rodriguez. 
Que hoy es tu día, el día de la partida, y merece el reparo. Como cuando aquella rosa cayó desde el cielo caminando Cabildo, y en días partíamos con tu Juampi para cruzar el charco en avión y enseñarle que vos los problemas los mirabas por un circulito cada vez que abordabas uno. Un circulito entre el dedo gordo y el índice cuando tus aviones se empezaban a elevar. Para minimizar. Y yo te discutiese que el nudo a veces se lleva adentro.
Asientos catorce y dieciocho de un viaje que recuerdo entre lo mejor de lo vivido. En ese viaje, tu Juampi fue director de cine y mi casita palermitana, un ratito antes de viajar, nos albergó a los tres, y a mi amiga Lu, porque también podía salir muy mal. Pero no, lo recuerdo como te digo, como te escribo, entre lo mejor de lo vivido.

Hoy no era el dia, brothercito. Hoy era el día de él, y algo tuvo que hacerme regresar a casa. Fue ineludible.
                                                                           
                                                                              *

En mi Taller ya empezó temprano en España y en tantos lados: mi "Hablar escribiendo". Yo por ahora elijo quedarme con este escrito que es de ratos un diálogo con los que ya no están, un monólogo interior, y quizás solo quizás sea el único, ya veré si hay tiempo. Porque el fin último esta vez es poder disfrutar de todos vuestros relatos.
Para contarles un poco sobre Flores Violetas: hablo con los que se fueron, con los que sí están y aportan tanto, y con las causalidades que parecen juegos del destino o misterios a develar.
Me dio mucha ternura que se hayan quedado con la foto de Julio a Alejandra, cuando les pedí fuesen libres, y fotografiaran los manuscritos, las cartas no enviadas, etc. Los espero, por aquí y por allí. Los quiero.

Juliano el Apóstata

Natalia Tarracó

Beatriz

Cecy

Sani Girona

Carmen 

Alfredo

Neo

Teresa

Leonor

Cass

Encarni 

Valaf

Manuel

Medea

Emejota

El Demiurgo

San

Sindel 

Sergio 

Rochies

María Liberona  

Dorotea

Pepe

Eduardo

Cristina Piñar

Gaby

Matices

Fabián 

Lucía M. Escribano

Juji

Mar

Juan Carlos

Javier Noya

Miralunas

Censura XXI

Toni

25 de enero de 2013

Buenos Aires también existe


Recorro tu calles ahora que es posible, porque, como alguna vez dije: "Buenos Aires también existe", y existe más cuando lejos de los ruidos del año calendario, enero le da tregua.  
Todos los caminos conducen a Arévalo, y pensar que pudo ser 2305. 
Y mucho antes me detengo en una imagen de Xul Solar y en una casona de Dorrego a una cuadra del Zaguán que sí descansaba, y mateamos con Borges en las cuatro esquinas, las que tanto hablan; las que hicieron creer y descreer. Donde el verde fue rojo. Y el rojo dio fuerzas pero robó paz y certezas. 
No se si fue casualidad que los primeros libros fuesen los suyos: El alma de Gardel y Fauna y Desplazamientos, después de tanta espera. Espera de calzada. Espera de letras en molde que aguardaban desde antes. Desde una ciudad en llamas que culminaba con brindis por tanto logro. Pero una vez más lo consiguieron. Una vez más. Una vez más, tarde.
Desde hace un tiempo juego. Me rodeo de piedras. Me eligen, las regalo, me las dan. Se quedan conmigo. 
Una noche de mucha luz en la esquina de Santa Fe y Maipú. Tan borgeana. Era Petit Paris; lo es. Aunque hayamos estado ahí Torquato y Regina. Por primera vez lejos de sus obras.Y a la derecha estaba su casa, la que hoy tiene placa, donde comienza el recorrido que fue tan suyo.

Y hay un San Telmo que me dejó con ganas, hace muchos días. Porque ahora los días transcurren distinto.
Porque camino Moldes y ya no duele. Porque es otro día y otro tiempo, y las fechas ya no alertan ni apagan el presente continuo.

Nota al pie: Los espero el jueves 31 por ahora los journalist andan jugando por la madre patria.  Los espero con dos tópicos: "Límites" y los invito a leer y escuchar a Borges en mi laberinto, y "Hablar escribiendo". 
Los días 27 pasan cosas y éste es especial: ese día subiré la consigna. 

23 de enero de 2013

Mario Levrero


Hoy el día, es de él. Ineludible.
Bajo el gobierno de Urano y Saturno, hace setenta y tres años, nació un señor que yo iba a querer mucho, conocerlo otro tanto, aunque seguramente no nos hayamos cruzado nunca. Y si digo seguramente y no lo afirmo es porque vivió también en Buenos Aires y quién podría discutirlo.  
Acaso no son a veces nuestros escritores nuestros mejores amigos... 
Habitó Colonia y sus tiempos, Montevideo, y creo que no era muy devoto de los aviones. Tenía un tema con las palomas, la tecnología, con las horas sin dormir y los espacios, lo vacío o lleno de sus discursos; el vínculo entre una buena caligrafía y un supuesto orden psicológico. Siento que siempre buscó la paz. Ignoro si alguien le dijo que vino a regalarnos tatos momentos de buena literatura. Cuántos lo consideraron luminoso. Cuánto nos regaló en su primera persona. Cuánto nos hizo reír su detective.
Hace muy poco la causalidad, la amistad, hicieron que supiese que su casa de Colonia era hoy Posada y tardé en llegar lo que el barco y las seis o nueve habitaciones disponibles lo permitieron. 
He charlado con sus vecinos, sus casi biógrafos, y mucho antes, abrazado fuerte a su hijo -al de siempre-, y al del corazón; recorrido infinidad de estanterías buscando sus huellas; preguntado siempre por él desde que nos conocemos: desde el año 2010.
Fue por ahí, por un rincón de Tristán que nos cruzamos. Quedan pocas páginas por encontrar. Mucho por releer. Algunos consideran que eso es un lujo a celebrar.
Cómo un Larga vida a Onetti terminó siendo Levrero Luminoso, con los ojos llenos de lágrimas de Marcial. 
El jueves próximo, un juego propuso la página cincuenta y tres del libro en el que estemos sumergidos y a pesar de La Eneida, mi verdad tiene que ver con El alma de Gardel, y que en paz descanse...
Sé que me enamoré sin retorno desde Dejen todo en mis manos y que también supe esa tarde montevideana, con mi ventana que miraba al Solís, que sería para siempre. 
Aún escucho tus palabras: "y eso que no has descubierto La máquina de pensar en Gladys", y entonces me traslado a Luján, a un 57 para charlar un ratito con vos, Jorgito, y entro en El Sótano para saber mucho tiempo después que ese había sido tu hallazgo y tu enojo, Nico. Aunque en aquellos primeros cafés de La Paz recuerdo que dijiste inmediatamente Gelatina.
Hoy es su día. 

17 de enero de 2013

Vuelo de pájaro


Inconcebible, irrompible, inimputable.
Aconteceres que carecen de motivo aparente a pesar de los futuros inmediatos donde hallamos la razón; porque quizás lo elegimos, porque tal vez lo olvidamos, y no obstante ello: descifrar lo indescifrable, develar el misterio, luchar contra los caminos prefijados.
Cielos cuadriculados. Edificios que aun ignorándolo así lo logran.
Te busco, te encuentro, me guardo en los crepúsculos de una ciudad de confines sin nombre.
Soy, estoy, con la misma convicción de siempre; mi lugar está mucho más lejos, donde los pájaros, las flores, la brisa, el lago y las rocas, me devuelven al sitio de donde jamás partí : mi Sur.


Pinturas-de-nancy-rolando

 
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