Un San Martin lleno de flores

Y hasta ayer le mot de passe se trataba de equilibrio.
Y también hasta ayer, vida nueva, ser mejor persona, te escuché decir.
Pensé en proponerte un mar, y sin embargo ...
ese mensaje, esa voz en llanto.
Ese escape hacia el mismo lugar.
Del que tal vez nunca despegamos,
el que hasta ahora quizás no soltamos.
El que cual divas de Hollywood algunos agradecieron frecuentar.
Me cuesta no pensarte,
me cuesta creer que se trate de vos.
Cuando al 3000 de tu misma calle creí ver esa señal.
Y después otra que me hizo no llamar,
que impidió amagase a uno de esos tantos encuentros,
de charla y tal vez mimetización.
Hoy ahí estás vos,
y aquí yo en el intento.
Cada vez con menos bastones,
con más y más desilusiones.
Había tanto mundo afuera cuando el nuestro se redujo
..."a un café literario de la calle las Heras ...
en aquella época en que los panchos costaban 1$ en Florida y Diagonal"...
Volvieron a hablarme de no matar pasiones,
porque la pasión está
aletargada por miedos infundados,
por algunos otros que la opacaron.
Y ya sabés que la paz llega solo al momento de la evasión.
La noche. La que pareciera no portar consigo el super yo
el del deber, el del debería.
Y el día con su multiplicidad de rumbos a elección,
el del libre albedrío, el que nos deja detenidos en apegos sin sentido,
en elecciones que dañan,
en palabras que repiquetean sin cesar.
Si. Palabras. Historias. Lo ya vivido, lo que se trata de soltar.
Te regalo un San Martin lleno de flores.
Si, el nuestro
el que hace tiempo y a destiempo nos supo cobijar.