A reciclar, a transformar, a procesar ...

¿Qué lo que ocurrió hace un par de años cuando todo era alegría, buena compañía, amor correspondido, osados planes, era irreal? ¿Qué eso no es lo habitual? ¿Qué qué dejó ese grupo de los ocho, el grupo de los G?

¿Qué C era un ser que sólo sabía robar energía? ¿Diabólico, fue la palabra?

Que a pesar de tu mala memoria no he podido volver a verte por tus vaticinios tan nefastos aunque ironizados, que hoy repiquetean y que es lo que prevalece cuando intento lanzarme a un nuevo encuentro.

Que me sentí remando un bote encallado.

Que tu necesidad puede no ser la mía. Que mi interés de antaño alejaba pero mis intereses o no actuales, lejos están de afectarte.

Que lejos de analizar intento sentir, y siento que no me convierto en mi mejor compañía cuando siempre absolutamente siempre, esta era la favorita.

Que nos anudan y nos asfixian con informaciones deformadas o hasta tal vez equívocas de como manejarnos ante este "aislamiento masivo" que no genera más que quietud y miedo, cuando algún tipo de aprendizaje deberíamos poder extraer. Porque el mundo sigue andando y ayer "ahí" en el Tejar continuaban jugando al tenis ...

Que si volvés, se que todo sería para mejor. Que al menos tenés esa meta amiguito, que eso significa que pudiste empezar a mirar para adelante. Y que que bien nos haría a los dos.

Que los días son tan previsibles y estructurados que entumecen, y que la libertad...  cuál es mi relación con ella?

Que el tiempo apremia y por momentos sobra.

Que algunos hacemos tanto para estar bien, incursionamos en todas las metiers, y que para otros el libre fluir parece innato y ni siquiera adquirido.

Que los cuarenta y cinco minutos de ayer no bastaron para decirte ni la mitad de todo lo que me viene quitando el aliento, que ya parece una burla aunque haya sido planteado como juego.

Que extraño, extraño mucho. Que los kilómetros duelen. Que bastaría con un primer paso para avanzar, porque no avanzar también implica retroceder.

Que fueron muchas las situaciones, todas apelotonadas, superpuestas, difíciles de procesar. Pero que la quietud no le gana a la inquietud y la búsqueda es irrefrenable, el comparativo inmanejable, y la experiencia ajena muy distante.

Que somos tantos, pero tantos los heroes anónimos guerreros en este lugar, peleando con el corazón, compartiendo tanta soledad.

¿Qué no me intoxique con guiones de otros, que empiece a rodar el propio film?