Tan eterna como el agua y el aire

Y pensaba hablar de como y cuanto (y como nadie) Borges inmortalizó las calles de Buenos Aires, y de esa simbiósis mágica entre lo real y lo imaginario.
Y de como no puedo evitar jamás al transitar por "Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga" recordar las letritas de "Fundación Mítica de Buenos Aires".
Y si, Palermo es mito. Y el le regaló poesía, lo narró, lo articuló ...
Y lo caminamos tanto con ella, y la vi disfrutarlo tanto ...
Y claro, es esa clase de disfrute que después trae nostalgia ;)
Que todos los sabores compartidos cambian de artículo facilmente, para convertirse en: "el sabor", "el café", "esa fotografía", "esa calle", "esos aromas", "ese libro", "ese disco", "la nueva tetera". Todo al compás de una tarde de sol que a veces ni siquiera la primavera nos regala.
Y el otoño tiene eso, por eso lo defiendo a rajatabla, tiene de introspección, de búsqueda, de recomenzar, de encuentro, de charla, de letras (y muchas) -de las propias y de las de los otros- de ese dejarse ser que a veces el verano evita con su "levántate y anda".
Porque el verano te llama, está afuera, y hay miles de actividades que no tienen que ver con él.
Es tiempo de disfrute, de acción, de naturaleza, de respirar todo el aire atrasado y también por anticipado, y como rara vez tampoco los tiempos de descanso -de impass de ciudad- coinciden, es también "tiempo de reencuentro".
Y no solo dimos vuelta Palermo, también nos tuvo de testigo el río. Y esa imágenes de un Buenos Aires que pocos gozan, que pocos tienen derecho a disfrutar, veleros, motos de agua, mucha vida sana, mucho sol. Un "fuori dal mondo" al que cada tanto suelo entrar (podré decir "volver"?) muchas veces me tocó también a mi que allá estuviese mi casa, aunque temporal. Y ese respirar otro aire, y esa otra la luz, y la gente que "sonríe más", porque claro a una gran mayoría -y sin ánimos de generalizar- la vida por aquellos lados les sonríe más ...
Y las callecitas de Puerto Madero con matorrales de lavanda, a mi me pueden. Un sinfín de recuerdos que cooperan, un cielo que se percibe distinto -los atardeceres y amaneceres que durante un tiempo tuve de yapa son definitivamente otros-.
Hay algunos lugares donde el cielo rompe distinto (y podría hablar de 3, Punta Ballena, Hotel Correntoso, Arrayán en mi Sanmartincito) pero si tengo que elegir un lugar en Buenos Aires para el crepúsculo, es precisamente este.
No se puede no vivir distinto Buenos Aires de la mano de un otro que está de paso. No se puede no mirar también con los ojos de ese amigo. No podría no tener un color, aroma y sabor distinto. Y si que contagia, y que bien contagia.
Pero, como decía al inicio, de esto pensaba hablar cuando mi vida "empezó a andar por otro lado".
Y me vi obligada a escribir ..."me pregunto como sería si yo me vuelvo a involucrar con vos? otra vez damnificada yo como siempre. No te parecería injusto?"...Pero como decía hoy sabiamente el en uno de sus comments ..."así no es, eh?"..."el egoísmo aparte de insensato es ciego, en uno y en los otros"...
Mi destinatario buscó dar vuelta la situación en una suerte de espada materializado en un ..."decime si si o si no"...
Después de larguísima charla -una no tan larga ayer y una si muy larga hoy- me encontré escribiendo esto.
..."me quedé pensando en cuantas veces uno está enojado con la persona equivocada? Porque ella será lo que será, pero el que permitió todo fuiste vos ;)"...