The end?!?

Después de las lágrimas y la confusión, de los nudos, del "brívido" permanente. Después del desencuentro con C, vuelvo a Bs As a intentar seguir, y si lo logré: lo logré a medias.

Lo logré únicamente con la convicción de que la adquisición de mi lugar acá no había llegado en el momento justo y que, lo más probable, tampoco se tratase del lugar indicado. Lo que si pesó y definió fue la presión y la influencia de mother. El compromiso bancario me anclaba. Y como bien dijo R "echaste raíces allá"...

Raíces ante las que mismo él, no se interpuso jamás. Eligió no obstruir, ni trabar caminos...

Y el contacto siguió y siguió por años, mil seiscientos kilómetros de por medio...

One year later, vuelvo a Bariloche. La situación lo justificaba. Se trató de un salvataje, de un salvataje a C y de un salvataje de los dos...

Volvió a hacerse presente la no adaptación, el exceso de amor, más la presencia en el entorno de alguna otra que había intentado fallidamente ocupar The Rochies' place...

No cesaron de intentar, de dañar y de dañarnos...

Un nuevo regreso, y ahí si una new life con muchos, pero muchísimos, encuentros y desencuentros más.

Hasta que una vez más, intentando escapar de "por fin" una historia local -que jamás llegó a ser, y que de haber sido- el resto no hubiese transcurrido, R aparece nuevamente en acción, a seguir escribiendo historia; ahí si, sin vacilaciones, sin frenos, absoluto y total descontrol.

No me refiero únicamente al choque planetario que no dudo se producía cada vez que decidíamos liberar karma, sino al hecho de poner en práctica "el parar la mente, el dejar de pensar". Cuatro años de pausa y tamaña arrebatadora pasión, así lo ameritaban, lo justificaban por demás...

La situación ya no era la misma. Pesó Bs As. Pesaron los compromisos para con mi job actual, las incertidumbres -con lo que cuesta hoy por hoy la reincersión laboral- y fue casi casi, un mutuo acuerdo.

Una fatalidad hizo que compartiésemos más, que si hubiese Rochies partido hacia allá, ya que uno de sus hijos (los de aquellas fotos del corcho, del almacén natural) por imprudencia y también fatalidad, pasó casi más de un año internado en Escobar. Viajes a Cuba, rehabilitaciones y C casi por azar destinado a cooperar...

Qué más agregar que que han sido muchos muchos los encuentros, muchas las experiencias compartidas, mucha la presencia, mucha la ausencia, muchas las desilusiones y muchas las pausas. Pero está, estoy. Decido de hecho volcar esta historia a partir de nuestra comunicación, hace solamente quince días atrás.

Charla en la que pactamos vernos. Vernos como muchas veces nos hemos visto. Sin más connotación que esa, como quien ve a alguien que vaya a saberse porque razón entró a nuestra vida, y porque otra extraña razón sigue de uno u otro modo -siempre- estando.

Sería relevante destacar: que en un período siniestro de mi vida, donde considero haber estado más cerca de los Angeles que de Nueva York (gracias a mi ex vecino), fue quien a su modo, tal vez, más cooperó (capacidad superó a buena voluntad).

Ese arte, que él como nadie conoce; el de vencer la mente, desafiar al cuerpo, y no rendirse jamás...

Más allá del odio inicial. C jamás supo quien fue/es R. Sólo imaginó y vaticinó a mis veintidós años quién podría llegar a ser, pero cuando de verdad lo fue ni siquiera lo sospechó, y hace tan sólo cinco meses que por primera vez logré compartir con él, mi Sanmartincito; mi lugar...

A modo quizás, de despedida, de final.

Que por qué razón C y R se presentaron siempre e indefectiblemente de manera intermitente en mi vida, tal vez no lo llegaré a dilucidar jamás.

Nunca fui infiel. Jamás lo necesité. Tampoco juzgo a los que lo eligen ser. De todos modos siento que la felicidad pasa por la baqueteada frase de "serle fiel a uno mismo", y que no existe ni contrato ni firma, ni plazo a determinar, que asegure la exclusividad...

Una vez, no hace tanto, cuando creía estar lejos de ambos, un viaje -por una razón ajena a la patagónica- el cosmos, o vaya a saberse qué conspiraron para que en lapso de horas compartiese lo mismo con ambos, sin por ello restarle intensidad...

Ni culpa, ni extrañeza, sólo mucha paz; sorpresa conmigo misma, y paz ...

Dijo alguien el otro día por ahí, que nos llevamos sólo lo que nos atrevimos a vivir, y no precisamente lo que no y tal vez, quizás, sea la única verdad.

Continuará.

Leanse este post, escrito por Lolo, justo justo el día que empezaba la historia del hechizo con aquel llamado...