Ella compró su pasaje. El vuelo sería el dos de febrero. Corría el año 2010, y a pesar del sentimiento por Álvaro, Claudio estaba primero y volvía a optar.
Siempre tuvo que elegir entre Buenos Aires y un trabajo, o el verdadero amor. Como si estuviese designado. No había sido la única vez.
Ahora ya no le interesaba ni la embajada, ni lo que dijese su familia. Solo importaba que el amor por él estaba vivo, y ya eran muchos los escollos sorteados.
Ella intentaba aún recuperarse de esos dos años donde hubiese preferido morir, a soportar lo que soportó: la muerte de Jorge, las largas caminatas "buscando enterrarlo", la internación, los miedos, la angustia casi permanente. Juntos todo sería más fácil.
Él solo al lado de ella quería estar.
..."la muerte ese otro mar, esa otra flecha, que nos libra del sol de la luna y del amor"... leía. Estaba en la esquina de Moldes y Congreso. Era sábado. Sábado treinta de enero. Faltaban cuarenta y ocho horas para el viaje. Hacía dos días que no hablaban. Ella le había enviado un mensaje diciendo: "Clodito, te extraño".
No serían más de las cuatro de la tarde.
..."que nos libra del sol, de la luna, y del amor. La dicha que me diste y me quitaste debe ser borrada, lo que era todo, tiene que ser nada, solo me queda el afán de estar triste"...
El aviso de un mensaje de texto sonó.
-Claudio no está.
-¿Está bien?
-No.
-Lamento en el alma decirte que partió el miércoles. Hoy descansa en paz.
Siempre tuvo que elegir entre Buenos Aires y un trabajo, o el verdadero amor. Como si estuviese designado. No había sido la única vez.
Ahora ya no le interesaba ni la embajada, ni lo que dijese su familia. Solo importaba que el amor por él estaba vivo, y ya eran muchos los escollos sorteados.
Ella intentaba aún recuperarse de esos dos años donde hubiese preferido morir, a soportar lo que soportó: la muerte de Jorge, las largas caminatas "buscando enterrarlo", la internación, los miedos, la angustia casi permanente. Juntos todo sería más fácil.
Él solo al lado de ella quería estar.
..."la muerte ese otro mar, esa otra flecha, que nos libra del sol de la luna y del amor"... leía. Estaba en la esquina de Moldes y Congreso. Era sábado. Sábado treinta de enero. Faltaban cuarenta y ocho horas para el viaje. Hacía dos días que no hablaban. Ella le había enviado un mensaje diciendo: "Clodito, te extraño".
No serían más de las cuatro de la tarde.
..."que nos libra del sol, de la luna, y del amor. La dicha que me diste y me quitaste debe ser borrada, lo que era todo, tiene que ser nada, solo me queda el afán de estar triste"...
El aviso de un mensaje de texto sonó.
-Claudio no está.
-¿Está bien?
-No.
-Lamento en el alma decirte que partió el miércoles. Hoy descansa en paz.
1 comentarios:
Eso no puede decirse en un mensaje.
Hay que decirlo de voz.
Besos.
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