5 de diciembre de 2014

Encuentros, Borges (parte XII)

Esa noche no dormí, eran demasiadas las emociones.
Mis días con el maestro eran ya rutina, pero ahora había visto a mi padre. A mi padre muerto en el año ochenta y ocho cuando yo tenía solo diecisiete años.
Partieron casi juntos. Borges en el ochenta y seis, y mi papá en el ochenta y ocho. Yo tenía ahora la oportunidad de tenerlos vivos, charlar con ellos, y al mismo tiempo volver a mi presente.
A la mañana siguiente, llamé a Borges antes de salir de casa. Quería saber si no importunaría.
Si no, me dedicaría a mis cosas. Estaba descuidando el mes de agosto de 2014. Me había ausentado de la mayoría de los lugares que solía frecuentar y no quería levantar sospechas.
Mi madre me llamó furiosa. Según ella hacía dos días que no sabía nada de mí. Evidentemente el tiempo transcurría distinto. En mis cálculos eran muchos más.
Borges me contestó que no molestaba en absoluto. Que desde temprano había querido hablar conmigo.
Claro, él no podía llamar al futuro...
Usted es especial, me dijo. Por algo Dios o quien sea le ha dado esta oportunidad. Supera todos mis cuentos fantásticos.
-"La hoja del ciprés", maestro. Ahí usted despierta, y el tomo de "Las mil y una noches" no está en el anaquel. Sueño y vigilia.
-Creo que la extrañaré cuando ya no venga a verme. De verdad que le he cobrado mucho aprecio, y desde ayer que quiero saber qué sintió, cómo sintió a su padre. Fue muy fuerte lo que vivió...
-De hecho no dormí. Creo que no tendremos más oportunidad de preguntarle sobre Jorge.
-Salvo que lo llevemos a pasear por Luján, y le mostremos el niño de cuatro años - rió.
-No se me había ocurrido.
-No hablaba en serio.
-Yo tampoco.
Maestro, pero sí yo. Yo sí puedo ir a Luján, espiar a ese bebé, ver si vive con María Gracia o con sus abuelos. No decirle nada a ella, presentármele con otra identidad, y actuar como con mi padre. A sabiendas.
-No es mala idea. Pero no podré acompañarla. Ella seguramente sabe que Borges ha muerto.
-No, maestro. En el setenta, usted no ha muerto. Recuerde que en su tiempo transitamos el setenta.
Habría que ver qué año están viviendo ella y mi hermano.
Quizás con ellos llegamos tarde y en otra línea del tiempo y Jorge ya se quitó la vida...
-Bastará con averiguarlo. No se desespere. No podré acompañarla pero sí la ayudaré a pensar. No es mala su idea. Solo que no hay que cometer errores con esa mujer, y encontrar la excusa justa para enfrentarla.

4 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Que grandes dialogos.

TORO SALVAJE dijo...

Hasta el maestro se hace un lío...

Besos.

Mario Gómez dijo...

Me resulta muy gráfico ese descuido del agosto del 2014, es obvio, que viajar en el tiempo produce ausencias transitorias, desapariciones, cierto desdén al presente. A mi me ha pasado muchas veces.

Mª Jesús Muñoz dijo...

Rochis, leerte es soñar con otros mundos paralelos, con otras vidas, que quizá vivimos al mismo tiempo y no somos conscientes de ello...Me encanta, amiga...Mi felicitación y mi abrazo inmenso.
Feliz domingo, Rochis.
M.Jesús

 
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