"Nadie en la noche
indescifrable tema
Que yo me pierda entre
las negras flores
Del parque, donde tejen
sistema
Propicio a los
nostálgicos amores"
"Su olor medicinal
dan a la sombra
Los eucaliptos: ese olor
antiguo
Que, más allá del tiempo
y del ambiguo
Lenguaje, el tiempo de
las quintas nombra" (Adrogué)
Recitó Borges en el viaje
de regreso, y me anticipó que solo eran dos estrofas del poema que se llamaría "Adrogué".
-Pues su libro ya ha
nacido, entonces. Me sentiría muy plena de saber que los paisajes de hoy lo han
inspirado también.
"Esta ciudad que yo
creí mi pasado,
es mi porvenir, mi
presente;
los años que he vivido en
Europa son ilusorios
yo siempre estaba y
estaré en Buenos Aires" (Arrabal)
-¿Irán en la lista,
maestro?
-¿Mañana viene Salcedo?
-Sí, dijo que a la hora
del té. Es cuando termina de grabar.
-La espero cuando guste.
Por suerte madre está
pasando una temporada en casa de Norah. Si no, no cesaría de preguntar.
-Qué suerte he tenido
entonces - reí.
-Podemos contarle a mi
padre que estuvimos en Luján.
Quiero ver su reacción.
-Aproveche usted. Yo solo
podré intuirla.
Nos despedimos en la
puerta de mi casa. Me felicitó por el barrio, su favorito: Palermo.
Creo que no llegó a darse
cuenta que estábamos en mi presente. Fani sí. Miraba todo extasiada.
A la mañana siguiente me
levanté intranquila. Me había molestado la inoperancia de María Gracia, ese dejarse
estar que evidentemente la acompañó toda su vida.
Para colmo de males, mi
madre me llamó muy enojada. Según ella, hacía una semana que no me comunicaba...
Es algo que Borges me
remarcó, debía tenerlo más presente. No puedo cometer este tipo de errores
Me tomé un colectivo a Vicente López.
Quería ver si la
pastelería "Celci" continuaba existiendo.
Lamentablemente no.
Sin que lo advirtiese, en
un almuerzo con mi madre, le pregunté cómo había sido el accidente.
Según mi parecer eso fue
lo que lo torturó toda su vida.
Ella no recordaba si
había sido en el sesenta y tres o en el sesenta y cuatro. Me dijo que fue en
Septiembre. Que lo chocó el hijo de su productor televisivo. Que la madre no
murió en el acto, sino en el Hospital de Vicente
López.
María Gracia dice haber vivido con mi padre, seis años en Bulnes y Libertador, y de ahí haberse retirado embarazada a vivir primero en casa del
hermano de mi papá y su familia, y luego en Luján, donde entrega el bebé a sus
padres.
Muchos años después me
repetiría a mí, lo mismo que le dijo aquella tarde a Borges: "por
seguridad", "porque mi madre me hizo creer que Jorge me lo
robaría".
A las cuatro de la tarde
estaba en la casa del maestro.
Ya me había acostumbrado
a ver como la ciudad transmutaba en mí.
Me cuidé de vestirme muy
clásica, que no era la ropa que había llevado más temprano ni a Vicente López, ni a casa de mi
madre.
Con Borges comenzamos a elegir poemas antes de que llegase mi padre.
Le abrió Fani.
-Hemos estado en Luján ayer - dijo Borges apenas lo sintió
atravesar el umbral.
Pintoresco sitio,
Salcedo.
-Lo es. Conozco muy bien.
Tuve una novia por aquellos lados...
Hubiera querido seguirle
la conversación, pero Borges continuó.
-Pienso hacer un libro
dedicado a "Buenos Aires", pero no a la ciudad sino a los
arrabales.
Ya he hablado esta
mañana con Victoria Ocampo, con Bioy y con Silvina.
Mi idea es publicar
casas, lugares, gentes y poemas que surjan.
-Apuesto a que será un
éxito - acotó mi padre.
-¿Conoce Carlos Keen?
-No, sin embargo sé que
es muy cerca de Luján.
-Podemos organizar una
ida cuando quiera. Ayer lo hemos pasado verdaderamente bien.
La gente es muy confiada.
Abren las puertas de sus casas. Responden preguntas sin malicia...
La ciudad se está
contaminando, por eso amo tanto mi casa de Adrogué.
Ah. Le quería comentar
que van en la lista el poema "Adrogué" y "Arrabal".
Solo con algunas estrofas.
Mi padre los repitió
maravillosamente y continuó...
"y aquellas más
afuera
ajenas de árboles
piadosos
donde austeras casitas
apenas se aventuran,
abrumadas por inmortales
distancias,
a perderse en la honda
visión
de cielo y de
llanura" (Las calles)
No estaba tan locuaz como otras veces. Me atreví a preguntarle si algo le pasaba.
Me dijo que era el sexto
aniversario de la muerte de su madre. Fue mi culpa, continuó. Cometí una
infracción imperdonable.
Mi psiquiatra me medica,
que tampoco es lo más conveniente, teniendo en cuenta mi profesión...
Pero tal vez sería más
fuerte mi depresión.
-No sé qué decirle,
amigo. Debe ser muy duro cargar con ese peso en los hombros - dijo Borges con
condescendencia.
-Le iba a comprar sus
masas favoritas. Las "Celci".
Las que le traje el otro día - agregó.
Me ha costado mucho
volver, pero es parte del tratamiento: volver al lugar de los hechos.
-Borges, regresando a lo
nuestro. ¿Incluirá algún cuento en el programa? - él mismo cambió de tema.
-Lo dejo en vuestras
manos. Son dos de mis más fieles lectores.
-"El Sur", "La intrusa", "El otro"...
-Tenemos que pensar en la
extensión.
-Ni "El Sur", ni "La intrusa" son tan largos.
-Si se le ocurre algún
otro, dígame - me dijo participándome.
-Coincidimos bastante -
sonreí.
4 comentarios:
Que imaginación y con estilo borgiano.
Y a mí no se me ocurre un comentario digno de este texto.
Rochis, me encanta cómo escribes...Es tan real, tan directo, que puedo creerlo con facilidad...Es algo así como si el mismo Borges te estuviera susurrando al oído las ideas y las palabras...Una gozada leerte, vislumbrar pensamientos, recuerdos y actos...Mi felicitación y mi abrazo grande por este bello homenaje que dedicas a tu querido Borges.
M.Jesús
Es obvio, también, lo visual que es este escrito: uno casi logra lo de la narradora: que la ciudad transmute en uno, esa sucesión desbocada de imágenes que a Borges le pasan necesariamente desapercibidas. Se cuentan cosas duras, muy intensas, pero se deslizan de forma muy dulce, armónica, es decir, a la manera nostálgica.
Me has hecho acordarme de mi madre... cuanto tiempo ya...
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