-¿Pero
cuántas veces se lo preguntaste? - comenzó Nicolás ante mi relato.
-¿Qué de todo? - respondí desafiante.
-Es que todo
es mucho...
-Sí, pero en
mi cabeza repiquetea todo junto...
-Por eso - aclaró como dándose la razón. -¿Vamos por
partes?, ¿Cuántas
veces le preguntaste?
-Dos o tres,
pero no contestó...
-Podés
preguntarlo cuarenta veces más
-No pude - le dije casi vencida.
-¿Y le
dijiste que vos no pensabas igual? ¿Que para vos no daba lo mismo el vacío al
diálogo? ¿Que los intervalos te anudan?
-No.
-¿Por qué
no?
-Porque me
sentí muy lejos. Porque me harté de que me digan que en mí el otro queda como
lacrado, o que pendo de ellos...
Porque
cuando se dice toda la verdad, cuando se deja de lado el histeriqueo y la falsa
suposición, el prejuicio, la coraza, la no menos falsa interpretación, también
se produce un hueco y de vacíos, cómo estamos... y eso lleva más tiempo que la
tinta corrida en lo dicho, y lo no dicho jamás será valorado por el que no lo
escuchó, dijo alguien alguna vez...
Yo soy de
las que se expresan sin parar, los silencios me asfixian. Los silencios dan
lugar a conjeturas tal vez erróneas. Más vale la aclaración, más vale la
palabra escrita o hablada pero manifestada. Claro, para los que siempre estamos
en busca de la verdad, porque esos vacíos pueden hacernos elucubrar muy mal.
-Los
silencios confunden, pero parece que hay gente que le gusta usarlos para eso,
no tendrán otra virtud que ese defecto. Paradoja.
Fue la vez que Nicolás más habló.
Álvaro
continuaba siendo uno de los principales temas de mi terapia.
-¿Dos noches seguidas lo soñaste? - preguntó Nicolás.
-Sí, como en continuado...
Me desperté, y volverme a dormir fue imposible.
-¿Me querés contar? Lo que recuerdes...
-En el primer sueño él había planificado un viaje. No íbamos solos. Era un
viaje al Sur, a mi Sur. Pensar que alguna vez dio por
sentado que en un futuro esto ocurriría... No recuerdo quienes más estaban.
-Deberías tomar notas - me interrumpió.
-Después se arrepentía, creo que cancelaba todo. Hasta un
sitio web había hecho con el itinerario. Me decía algo así como que
yendo allá, yo no iba a poder evitar estar con él, con Roberto.
Y entonces ahí sí, ahí sí le explicaba que él para mí lo era todo. Creo que
nos besábamos: sí, nos besábamos.
En el segundo sueño yo viajaba para allá. Por fin me atrevía. Él estaba esperándome pero cuando llegábamos a su casa estaba ella. Como si viviese ahí. Sí, ella, la modelito de la película. Y a mí, a mí me habían reservado un hotel. Siento que sufrí mucho en ambos sueños. Me desperté anudada.
En el segundo sueño yo viajaba para allá. Por fin me atrevía. Él estaba esperándome pero cuando llegábamos a su casa estaba ella. Como si viviese ahí. Sí, ella, la modelito de la película. Y a mí, a mí me habían reservado un hotel. Siento que sufrí mucho en ambos sueños. Me desperté anudada.
Pensá entonces lo que él significa para mí. Ni a mi hermano he logrado
soñarlo. Sólo aquella vez, la del llamado, donde me decía... "hermanita, venite, dale, que
tengo que contarte algo. Algo que acabo de decidir"... Y ese algo, ya
había pasado.
Terminada la
sesión llegué a casa y hablé con Fiorella, la más montevideana de todas. Ella
había formado parte del "intercharqueando", y sido testigo de
todo.
-En fin,
contá conmigo, como siempre, aunque sea para evitar los silencios.
Hay algo que
cada vez percibo más: las relaciones que tienen origen por Internet son muy
válidas por aquí, luego sostenerlas cuesta mucho y no todo el mundo está
dispuesto a asumirse tal como nos mostramos.
Creo que la
vida nos pone en relaciones complicadas, y solo nosotros, dirían los
psicólogos, podemos salirnos de ellas. Si nos hacen mal, si nos ponen ansiosos,
si no nos dejan respirar; lo que no quiere decir abandonar esos vínculos, pero
si quizás "dejarlos ser", ocupar el "mientras tanto",
porque no podemos tener la respuesta que esperamos, y yo en este caso, con todo
el cariño del mundo tampoco te la puedo dar.
-¿Me
entendés vos a mí? - le pregunté dudando.
-Claro, lo
no dicho jamás será valorado por el que no lo escuchó...
La gente es
así, y nos da lo que puede, y nosotros no podemos colgarnos en esas batallas
por cambiar nada, solo tenemos que saber cuidarnos de que no nos maten, o
seguir en otro frente, donde tengamos más probalidades de ganar o llegar a la
anmistía...
2 comentarios:
Sostener amistades... me suena a esfuerzo constante.
No debería ser así.
Debería ser natural.
Pero claro, no funciona de forma natural, se pierden...
Besos.
Hoy: sueños y silencios. Yo de todo esto no se nada, sinceramente. Mis silencios nunca fueron elegidos. Los sueños tampoco y juegan casi siempre en mi contra...perdón, no es cuestión de escribir sobre lo que pienso: en el texto, aislé del resto las interrogaciones: "¿Vamos por partes? ¿Por que no?, ¿Dos noches seguidas...?, ¿Me querés contar?" Parece que son simples enlaces para que la conversación discurra, pero tienen por si tanto significado, sacadas de contexto, que hacen como respirar a la narración. No se si me explico.
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