intento recordar, traer a este presente a aquella que fui, a la que no sabía de vos; la que tenía una vida donde no eras parte. Quién era yo. La que transitó años y lugares y gentes, inicios y fines, y sufrió y vivió y fue feliz alguna vez, y sintió que la suma de pasados se habían conjugado para un presente perfecto, que todo revés había tenido su por qué. Hasta que se trato de tu muerte... De los adioses tácitos. De no saber cuándo ni cómo fue el fin.
Trato de pensar en la que deambulaba por las calles de un mar con la sola ausencia de su alma hermana, aquella que había decidido el fin sin retrocesos ni vacilaciones; la que decretó el basta ya, sin contemplaciones ni falsas creencias. Costó, sí costó. Tanto que era casi imposible pensarlo.
La que vivía en la montaña, rodeada de cielos y de brisas, de ripio y atardeceres, con el lago como único testigo.
A aquella la inquietaban otras cosas. Tendría otros sueños. Ignoraba lo que vendría; que fue tanto...
Y los amigos del alma, los de los caminos paralelos. Porque afrontar los días junto a vos, fue hermoso. Y cuesta creer que ya son nueve los años que me separan de tu partida. Del regreso a tu tierra, aquella que ya no sentías tuya. Eras tan nuestro.
Los 23 de mayo eran suyos, desde hacía tiempo. Los días más felices, en aquel viaje impensable, de la mano de un pasado tan dañado que se lograba expiar.
No estabas vos, no sabía quien eras. No se entrecortaba el aire ni anudaba el pecho. No pensaba en vos.
Cavilabas ausente, rogabas la piedad de la pausa, el cese del caos. No te encontrabas, pero estimo sabías, que habría tiempo.
No puedo compartirte. Compartirte sin que sepan, que sí sos mío, tan mío como determina tu presencia constante, tu ser en mí. Y te amé así, con todos tus claroscuros, con la ambivalencia y la contradicción, con la duplicidad que determina, tu esencia toda. Volvés diáfanos los días, llenos los instantes. Siento vibrar la vida cuando estoy con vos.
Cuesta reconocerse en el paréntesis. En ese transcurrir de horas vanas e inconclusas que no conducen a ninguna parte. Duele este dolor del descuido. Duele la suma de dolores. Dolés vos en mí. Vos que estás aquí dentro, y cuesta respirarte, y cuesta creer que alguna vez haya otros que puedan ocupar tu lugar.
Qué o quién determinó que vos sí e infinitos tantos no. Que pasen por la vida sin huella, que sus instantes no llenen ninguno de los espacios que cuando no estás tienen asfixia de vos, dolor de vos, lágrimas que se solazan y no brotan, y traban y descreen.
Dejame que te quiera, sólo te pido que no me dañes. Quizás lo ignores, claro, yo, la sobreviviente, tu mejor ejemplo; no valen la insistencia ni la preocupación. No deben estar permitidos los quiebres por nada después de tanto...
Vos, vos que me decías que lo extravíe en letras, en dolor hecho letras. Vos que hablabas de brasas y de bosques, de mares y de sales, de rechazo y aceptación. Vos que sos hoy quien contrae el alma. Te suplico la piedad de verme, de verme de veras.
18 comentarios:
Conmovedor.
Gracias por volcarte tan naturalmente en tus letras.
un abrazo.
Hola Rochies!
Me resultan tan cercanas tus palabras, que no puedo dejar de identificarme con ellas... "Volvés diáfanos los días, llenos los instantes. Siento vibrar la vida cuando estoy con vos"... Y en verdad es así...
Un gusto haber llegado hasta aquí (te descubrí en el blog de Neo).
Beso grande!!
RoB
en una creación inconclusa nuestro interior alba va recibiendo como trozos del devenir que en un momento configuran una huella digital en el alma ,que ya será indeleble, que será un estigma dulce y amargo pero nuestro, donde quedara la tinta de aquellos días, donde dibujar el día esta mañana, besos
Cuanto dolor, nena.
Me quedo conmovida en el silencio que habla.
Abrazo.
"Qué o quién determinó que vos sí e infinitos tantos no. Que pasen por la vida sin huella, que sus instantes no llenen ninguno de los espacios que cuando no estás tienen asfixia de vos, dolor de vos, lágrimas que se solazan y no brotan, y traban y descreen.
Dejame que te quiera, sólo te pido que no me dañes. Quizás lo ignores, claro, yo, la sobreviviente, tu mejor ejemplo; no valen la insistencia ni la preocupación. No deben estar permitidos los quiebres por nada después de tanto...
Vos, vos que me decías que lo extravíe en letras, en dolor hecho letras. Vos que hablabas de brasas y de bosques, de mares y de sales, de rechazo y aceptación. Vos que sos hoy quien contrae el alma. Te suplico la piedad de verme, de verme de veras."
Como ya dije:
El alma acaba de estremecerse y partir en pedazos. Es perfectamente hermoso.
Querida amiga
Ese tiempo que se entrecomilla, que nos enlaza, que nos retrocede, que distrae el presente. Ese tiempo que sigue habitando a aquella que fuimos y en ella aún... instantes detenidos.
Hermoso texto
besos.
Gracias por haber hecho que este domingo fuera especial.
Nadie es nunca el/la que fue, siempre se es otro.
Saludos
J.
Doliente, maravilloso, una espada que me atraviesa el alma, en cada palabra, en cada sentimiento volcado en este texto.
Chapeu Rochie, que bien escribís, es un placer que se me revuelva todo adentro cuando te leo.
Un abrazo gigante :)
Quien fuiste antes de, lo imprevisible que se ignora en la dicha, en la inocente dicha de días que parecen más bien acuarelas (“la montaña, rodeada de cielos y de brisas, de ripio y atardeceres, con el lago como único testigo”), la insistencia tan serena que parece confundirse con el silencio, con una aceptación rebelde del paso del tiempo y el extravío de letras que son como algo más que consuelo…¡qué más se puede decir en tan poco espacio!
Pedir que no te dañe es como pedir ke no te quiera, viene de serie.
Habló la Señorita, que se keda po akí :)
A mí me dan muchas ganas de abrazarte.
Para que se te pase un poco el dolor eh...
Besos.
Las lágrimas que no brotan (y se hacen brasas y bosques de melancolía hacia dentro) traban y descreen y destejen el tiempo como una Penélope a la inversa, deshacen anticipadamente el que habremos de ser en la ausencia de otro y nos dejan esperando hacia el pasado, esperando, esperando.
Me ha gustado el texto, aun cuando la puesta de rodillas, el ruego, no me resulten afines. En impronta del texto, personal y doloroso, se encuentran varias claves existenciales: el aparente paréntesis cuando el paréntesis lo constituye cada relación, la imposibilidad de llenar el vacío dejado (sí, como la canción de Alberto Cortés, tan aparentemente pueril, pero por repetición y copia, no por concepto, como Bécquer), y la insoportable levedad del vacío, que requiere hasta la sumisión al dolor antes que el dolor de no tener ese amor. Hay algo de apremio, de ortografía dejada de lado por la expulsión del texto, y vale la pena entonces ser desobediente con la RAE. Bello texto. Besos.
Un canto de dolor y desconsuelo, ¿sera que el amor duele tanto?
Qué tendrán esos momentos,en que sintiéndonos vulnerables, frágiles, el alma capta tantas cosas y tan profundamente.
No hay final para la nostalgia.
Necesitamos traer a aquella mujer? por momentos, pienso, que si la felicidad existió, fue entre lagos y montañas, y se fué sin avisar dejándonos la miel en los labios, el deseo que todo aquello no hubiera pasado núnca, ni tampoco lo de despues, ni menos lo de ahora.
Chapo! Miss Rouch
tal vez, debamos dejar de intentar el recuerdo, desandar el laberinto, para la "reconstrucción".
abrazo, maestra*
"¿Qué o quién determinó que vos sí e infinitos tantos no?"
Es una pregunta que me hago muy constantemente, ¿por qué ese "ÉL" si y otros no? ¿Por qué hay lugares tan significativos y absolutamente irremplazables en nuestro corazón?
Ah! me hiciste pensar, y me han gustado mucho los paisajes que recorrí leyendote.
pa! yo qué se estimada! ta fuerte, fuerte! Creo que cruzaría en un chinchorro el charco y te daría un gran abrazo...
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