11 de mayo de 2012

Incongruente

y este conglomerado de ayeres vencidos, perennes en el recuerdo, y un hoy transitorio y difuso que disgrega. Mi suma atenúa, me recuerda y sostiene. Oscilo entre avatares y descuidos. Confío en tu presencia abstracta. Los días veintisiete ya no duelen, te fuiste con ellos. Tampoco hiere tu ausencia definitiva. Soy. 
Amontona y acumula, y en un segundo se vuelven miles los atardecidos.
Ya no pesa el destrato. Te quedaste ahí, en aquel crepúsculo entre montañas, en una tarde de domingo gris que anticipaba un inmediato mañana que no fue. Que temimos ser. Cuesta sin embargo creer, que ya no existe tu voz ni tu piel, y que "la ley del uno por mil" te devolveria tan poco.
Nada anticipa los fines. Nada declaró este presente; cuál fue el desvío que condujo a este reparo; de todo.
Cuánto demoró la decisión. Lo causal de la elección. Si era este el mañana demorado.
Fue quedarme. Elegir quedarme, porque la pausa y la espera y tu descuido y los adioses que no dijimos. Estabas tan dentro mío que cuesta creer que ya no. Que ya no sabremos de nosotros. Que ya no existe la necesidad de que me cuentes y yo te cuente, de que sepas todo y siguieras y guiaras cada uno de los pasos. Porque en esos pasos estabas, y porque si estuviste dentro mío fue por algo, no por una estación, ni una sola razón. 
Duele saber que fácil se vuelve ajeno aquel tan próximo, qué partícula ínfima significábamos para el desenlace, que no te tiene ni a vos ni a mí, que nos deparó avatares e imprevistos, opciones y resultados; pausas y letargos; espera y sinrazón. Porque son las sinrazones las que hacen temer, ese miedo de que vuelvan los grises y ya no haya color ni sabor en estos peldaños. La meta es cuesta arriba.
Cuando los días infinitos y la sucesión, para nada, porque ni aquel mañana nos animábamos a batallar y vivíamos en la pausa confiada y eterna de que habría tiempo.
Sólo recuerdo los pasos, mis pasos infinitos hacia todas partes, y el vértigo que cedía. 
Y esta necesidad de vos, porque todo te tiene, porque ningún cotidiano te reemplaza... 

15 comentarios:

Crista de Arco dijo...

"estabas tan dentro mío que cuesta creer que ya no. Que ya no sabremos de nosotros. Que ya no existe la necesidad de que me cuentes y yo te cuente, de que sepas todo y siguieras y guiaras cada uno de los pasos. Porque en esos pasos estabas, y porque si estuviste dentro mío fue por algo, no por una estación, ni una sola razón."

Parece describir la relación más pura y hermosa que tuve. Parece estar leyendo un capítulo del libro de mi vida y escrito además, con una maestría que cualquier aprendiz de escritor/a como yo, desearíamos alguna vez alcanzar.

Para terminar el final: "ningún cotidiano te reemplaza." Exactamente lo mismo me dije, al intercambiar palabras con otro alguien y, darme cuenta que nadie, pero absolutamente nadie va a ocupar el lugar de él, que es único y así será siempre.

Realmente es un lujo venir a leer a esta hermosa casa amarilla. A eso debo agregar además, que me siento muy reflejada en la escritura.
Este lugar, verdaderamente conmueve.

Un saludo y un beso grande, con mucho respeto.

Amanecer Nocturno dijo...

Me quedo con la misma parte del texto que Eleanor. Duele tanto leerlo por los recuerdos que se te vienen encima sin avisar, y entonces estás sumida en lo que pudo ser y no fue y nadie puede salvarte.

Sumamente triste y cercano. Me ha llegado al alma.

Un abrazo.

Cecy dijo...

"los días veintisiete, ya no me duelen"
Me quedo con esos pequeños detalles, que se vuelven tan importante a la hora de extrañar o saber que el olvido anduvo de visita.

Un abrazo.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

¿te dije queme encanta como escribís?
que me llegan, me sacuden, textos tan íntimos y contundentes como éste?...si no lo hice, bueno, ahora te lo digo.

Muy bueno!
=)

Un abrazo.

Yemaya dijo...

Tus letras son como la bella entonación de una canción, triste melodía que llega al corazón.
Besos y susurros dulces

Melina Florance dijo...

Que lindo blog , y qe bonito lo qe escribis :3
besos

Beatriz dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Beatriz dijo...

Hoy no te pondré palabras mías, esto es demasiado hermoso para que yo pueda resumir lo que en mí dejas, describes de tan bella manera una realidad que brota en cada frase desde un insomnio de emociones en donde el tiempo se niega a quedarse en "ayeres vencidos" y sin embargo y sobretodo cuánto dolor en ese ahora retenido, Necesitando que se distancie y acaso con la esperanza de que no se aleje. La incongruencia.
"duele saber qué fácil se vuelve aquel tan próximo...que no te tiene ni a vos ni a mí"
Leyéndote me has llevado a estos versos de A. Pizarnik y con ellos sintetizo lo que me he sentido al leerte:
"he desplegado mi orfandad/ sobre la mesa, como un mapa. Dibujé mi itinerario hacia mi lugar al viento. Los que llegan, no me encuentran. Los que espero no existen."

Desde mi más profunda admiración,

Un beso amiga

silvia zappia dijo...

leerla, mi querida, es llenar mi alma de una emoción profunda.
y, tomando distancia del sentimiento que me produce, diré que jamás vi tan maravillosament trabajada la causalidad en palabras.


abrazos, miles*

Malvada Bruja del Norte dijo...

"Y esta necesidad de vos, porque todo te tiene, porque ningún cotidiano te reemplaza..."

Directas frases que darían en cualquier línea de flotación.Tocado o bien hundido.

Genial como siempre Rochies.

Javier F. Noya dijo...

Me ha gustado mucho. La sugerencia de continuidad del principio con esa "y" inaugurando el texto, todo un logro; pues sugiere pasado y futuro: la línea de tiempo sin interrupciones, coherente con el cíclo cardíaco del drama. Retorno al recuerdo y redundancia del olvido, potencialidad trunca pero predestinada en apariencia, sístole y diástole que parece confusión, pero en cierto modo es esa sensación de que nos completamos en otro y no estando somo menos, ónticamente hablando. Y pervive la nostalgia, y el sentimiento hasta el concluyente final. Bello texto. Besos

Sindel Avefénix dijo...

Còmo duelen las ausencias, que en realidad nunca dejan de ser presencias. Que placer es leerte, dejar que mis ojos se nublen con cada una de tus palabras y sentirme tan identificada.
Un abrazo enorme.

Insisto... dijo...

Una historia que evoca angustia de tener.
Se asemeja a una vida de una amiga muy querida mía...aún no suele olvidar.


cariñooooooos!

David Mariné dijo...

siempre resulta agradable leer una prosa que fluye como caudal acuoso y libre.
Un abrazo.

TORO SALVAJE dijo...

Envidio esa necesidad que te alimenta.

De verdad que la envidio.

Besos.

 
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