Desde siempre les temí a las sorpresas. Sí, tanto que ni siquiera me gusta tropezarme con alguien con quien no hubiese pactado el encuentro. Voy en mi mundo, soy memoriosa pero poco fisonomista y como anticipé nada de sopetones, solo citas.
Tampoco me llevo bien con las previas. He decidido llamar así al período de cavilación. A esos tránsitos que anteponen un después, que jamás pero jamás será como lo habíamos previsto.
Todos mis amigos saben que para algo existen los medios de comunicación: para prever lo que digo, intento evitar.
No respondo timbres y tampoco atiendo sin mirar el número que indica el emisor. Porque sí, porque no siempre están las ansias, o porque como dice una gran amiga, no siempre estamos visibles. Para el mail estamos dispuestos, para el timbre o llamado no; irrumpen.
Las previa nunca anticipa lo que en verdad será y nos consume tiempo y energía como nada. ¿O acaso alguna vez algo fue como lo decretamos?
Tenía que volver después de larga licencia: acoso le llaman. Nada fue como lo supuse, y el día que menos lo imaginé se trato del fin.
Y fue también la última vez de tantas y no lo supe. Te marchaste para siempre y lo desconocíamos. Y fueron muchas remake y lo ignoré. Será por eso que detesto las despedidas.
Y cada vez que algo imaginé, de ningún modo se concretó. Debe haber una enseñanza en esto. Como en la caminata que no es ni trote ni corrida.
Pero soy aire y no tierra, y pienso y acciono por algo de fuego, pero lo que más oscila es el pensamiento y la palabra, y la acción que cuesta y cuánto... cuando se trata de avatares y desvíos.
27 comentarios:
Las "sorpresas" siempre imprevisibles, lógicamente, sino el nombre no haría justicia, nos avasallan a lo largo de la vida sin contemplación, nos gusten o no nos gusten, que de ambas clases hay, por suerte, claro.
Es así nuestro viaje y, pensándolo bien, creo que si todo estuviese programado sería aburridísimo, de modo que no nos queda más remedio que aceptar unas de cal y otras de arena y seguir caminando sin dudarlo un momento.
Un relato excelente, Rochies, PARA NO PILLARNOS TAN DESPREVENIDOS...
Te mando un abrazo
Fina
No estamos disponibles siempre, ni para todo el mundo. Eso es algo que los teléfonos nos quitan, la intimidad, nos han desenseñado la pulcritud de la intimidad. La sorpresa de la invisibilidad es el regalo que nos podemos dar a nosotros mismos.
Pero cuando se trata de despedidas... esas siempre vienen por sorpresa y dejando vacío
un abrazo
K
Vale, si un día te invito a cenar lo tendré en cuenta. Te mandaré el menú, te comentaré la ropa que llevaré puesta, te pasaré fotos del restaurante... Todo controlado, para que nada sea sorpresa. :)
Hay sorpresas desagradables lo reconozco. Las in fraganti suelen serlo.
Un abrazo!
Tu relato un poema, de verdad poesía pura
Si tus sorpresas no han sodo buenas, es logico que te disgusten. Un beso(sin sorpresa)
Gracias inmensas, Fina.
Cuánto y que lindo me has dicho, K.
Toni, Hecho! Tomo la palabra.
Silvia, gracias.
Fabián,
has hecho fiel honor a la consigna.
Por lo que a mi respecta la tomo como disparador, y quizás por esos mi sorpresa podría bien ser reemplazada por "imprevisto". Ahí entenderías mejor mi relato.
Algunas no han sido malas. En general no lo han sido. Figúrate más bien un imprevisto, un tropezón.
dejando de lado el la forma del texto, me encanta la idea...quiero decir, rossina, que partiendo de IN FRAGANTI has hecho un giro más que interesante...quiero decir, rossina,que has abordado la vertiente de IN FRAGANTI observando la sorpresa personal, la personal de la relatora, claro está, del texto...y ese giro, ese es el que me ha interesado y he admirado...
medio beso.
a mi tampoco me gusta pillarme in fraganti, ajena de mi misma.
con què filigrana escribìs, Rossina querida!
Si, prefiero el acuerdo, para eso esta la tecnología, y así evitan que suene un timbre que jamas sera correspondido. A veces aplicar eso adentro cuesta un poco mas, pero se va aprendiendo.
besos Nena.
Ay, que las cosas nunca suceden como uno imagina lo sabía bien aquel personaje de Borges que la noche antes de su ejecución imaginó todas las formas posibles de ser ejecutado: era su forma de abjurarlo.
En realidad, la vida entera es una previa.
Un abrazo.
para frutilla de mi postre juevero me quedó tu relato... y sí... la espera nos mata... y al final, tanta fantasía que después no es lo que esperabamos... lleva demasiada desilución. Un excelente relato de palabras muy tuyas :D un beso!
Puedo entender la situación, ese estado de desconfianza, tal vez, con lo imprevisto. No se puede estar en estado de alerta todo el tiempo, pero, en lo que a mí refiere, ni programaciones, ni disparadas a puro sopetón. Un punto de vista distinto, un enfoque particular y personal de encarar el tema. Me ha gustado!
Besos!
Gaby*
Timbres, zumbidos, avisos entrometidos que en cierta forma nos esclavizan. Me gustó descubrir tú pequeño rincón. Nos leemos.
Es cierto. un@ no siempre está "visible" y para evitar esas situaciones de encontronazos incómodos, nada mejor que atarse a agendas y citas pre-acordadas. Aunque te confieso que para mí, la sal de la vida la pone lo inesperado. Para bien o para mal, hay algo que hace especial un día y no siempre esa especialidad puede ser concertada! jejeje
Un abrazo
Tampoco a mí me gustan las sorpresas, ni aunque sean buenas.
Desde luego muchas veces es mejor estar prevenida; pero no siempre se logra y entonces:¿a ver cómo salimos? eso si que es una sorpresa. Es imposible preveerlo todo.
Un abrazo
Me gustó mucho tu texto y como has llevado el tema. Todo fluye en él, da gusto dejarse llevar por ese baile de palabras.
¿las sospresas? pues tienen su qué, tambien me gusta tenerlo casi todo atado, pero digo casi todo.
Un beso.
De sorpresas a mi me encantan las sorpresas y sobre todo aquellas que... realmente no te esperas jaja... pues digo hace mucho tiempo que no me sorprenden
Soy una soñadora, por eso siempre creo que las cosas van a salir de acuerdo a mis sueños, y por supuesto jamás salen así. Me gustan las sorpresas lindas esas que te dibujan una sonrisa, de las otras, esas que marcan finales inesperados no.
Tu jueves es hermoso como todo lo que escribís.
Un beso enorme.
Fiel a su estilo y a sus maneras. Consecuente con lo que pregona, escribe un texto "en serio". Puede resultar complicado coincidir con el otro, pero bueno, ca uno es ca uno.... :)
besos (no te llamaré, enviaré señales de humo que son más leves.... ;)
Hay ocasiones en que no estamos visibles ni disponibles tienes razón... aunque a veces es bueno dejar un huequito a la sorpresa y a la improvisación.
Un beso!
¿Sabes? mi profesión me obligó siempre a ser bastante cuadriculado, a planificar y preveer, a anticipar probabilidades, tal vez por eso fuera de mi vida profesional me gustan las sorpresas, y un in fraganti de vez en cuando me estimula.
Un abrazo.
Aunque queramos planificar nuestra agenda, seguro que surge un imprevisto de última hora que nos tuerce algún plan (el destino es especilista en eso)
bss.
Hay varios aspectos en que me identifico con tu relato, pero disfruto con la llamada inesperada de una persona querida.
Los imprevistos de la vida pueden ser trágicos o muy felices.
Besos.
puff!! También odio los imprevistos, uno propone pero luego se dispone todo lo contrario, creo que necesitamos un manual de vida.
Muy bueno.
Besos
La vida está llena de imprevistos, nada podemos hacer ante ello más que relativizarlos en lo posible, la despedidas, aissss, esas siempre son dolorosas, aunque a veces, el tiempo nos descubre que son la mejor sorpresa que podía darte la vida, jejeje, quien se va por voluntad, puente de plata amiga!, miles de besosssssssssss
Pues creo que algo de esto sufro yo también, debe ser una especie de fobia...
Un beso y cafelito para cuando "estés visible"...
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