24 de febrero de 2015

La doble identidad (parte XXIII)

Solo iba a visitarme cada tanto mi jefe, un psicólogo colega del despacho, mi tía, mi madre y mi hermano. Sí, el mismo que decidió mi destino esta vez. No autorizaban a entrar a ninguno de mis amigos.
Mi hermano dirá y repetirá hasta el cansancio que me salvó la vida...
Yo, Den, te cuento mi verdad...
En este tipo de lugares se crean grandes amistades que se juran eternas, es como una especie de "Gran Hermano".
Solo se espera la hora de comer y de fumar. Aunque no fumes.
Las charlas son con el alma en la mano. Todos se sienten compartiendo el mismo karma.
Solo al salir cobrás consciencia de toda la medicación que te inyectaron o te dieron con cuchara por la fuerza.
Ahí dentro, estás como en una nube. Irreconocible.
No pude viajar a fin de año a Uruguay como tenía planeado y hasta muchísimo tiempo después, no pude viajar más. Se repitió la historia.
Los médicos externos no eran capaces de reducirme los medicamentos.
Al entrar a casa, tenía ataques de ansiedad, excepto que se tratase de la hora de por fin ir a dormir.
Lo que ni en mi peor pesadilla tampoco imaginé, era que no iba a poder continuar con ustedes cuando empezase el año.
Todos me vieron muy cansada. Lo estaba...
Lo que te dan para tomar es dinamita y no por eso te quita el problema.
Cuando algo no funciona, te lo cambian por otra cosa similar similar, por un fármaco gemelo que viene a sumarte sus propias acciones colaterales y contraindicaciones.
En muchos casos te convertís en un robot.
Pensé que la carrera me iba a distraer...
Adentro leí La Odisea y La Eneida. Tan mal no estaba...
Nunca pensé que afuera no iba a poder hacerlo, que en lugar de avanzar iba a retroceder.
Ya no recuerdo cuánto tiempo logré estar con ustedes. ¿Sabés? cada día que pasaba creía que iba a ser el último.
En un momento me di cuenta que no solo no podía con la materia de Rodrigo, tan mal dada como siempre, sino que no podía con los libros enormes de Latín, ni que jamás iba a entender Griego con la profe favorita de Giza.
Paradójicamente, intentaron convencerme de que me quede, gente que jamás imaginé.
Habían cambiado tanto las cosas. El lugar parecía otro...
La noche anterior al caos la pasé hablando con Luge, ahí fue cuando decidimos no presentarnos el siete de diciembre y preparar Comunicación para el veinte. No hubiera querido dejarte sola, habíamos hecho un pacto que no pude cumplir. 
Cuando empezó la cursada, estaba con muchas expectativas. Sin embargo, no anduvieron bien las cosas.
Creo que también extrañé mucho al ariano desapegado de Matías. Nunca más nos volvimos a ver. Igual lo quiero.
Como a vos, como a todos los que compartimos ese sueño.
El año pasado lo volví a intentar. Hace poquito te conté que no me había sentido cómoda y decidí dejar. No pude sentir que ese era mi lugar. Comparaba todo: los profesores, los compañeros, las materias... No estaban ustedes.
Así que decidí buscar entre las ruinas como decía el maestro Benedetti, y volver al origen de esta pasión, que eran los talleres, los lugares especializados en determinados autores, los grupos borgeanos.
Elegí un par de cursos y así empezaron a nacer algunos libros que no sé si finalmente publicaré. 
Este es el tercero. Al primero lo bauticé "Km 5", después nació "Charlas con Borges", y ahora intento como dijo mi psicóloga y yo no terminé de entender: decir todo, aquí, en "La doble identidad".
No es fácil decir todo. Uno se vulnera.
Yo en mi caso no quiero la pena de nadie, solo dejar sentada mi historia desde donde creí que tenía que partir, desde el día que me avisan de la muerte de mi hermano mayor.
Hoy estás rindiendo una de tus últimas materias...
Qué rápido pasaron estos cuatro años pero cuántas cosas sucedieron también.
En mi caso, demasiadas, y te lo quería contar...
Cuando fui libre nuevamente, me empezó a suceder que no sabía qué hacer con el tiempo. La abulia fue inconmensurable.
Eso se incrementó cuando no nos vimos más cada tarde, donde siempre había tanto por hacer.
Mis días se llenaron de horas infinitas.
Me costó muchísimo volver a trabajar, y luego esa fue mi única actividad durante mucho tiempo.


4 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

No me das pena.
Yo te admiro.

Besos.

Mario Gómez dijo...

Me acuerdo de esas clases sobre la Eneida, luego haces ese juego tan de espejos, tan borgiano y cervantino de hablar del libro en el propio libro...me encanta. Ya puedo seguir leyendo aquí.

Rossina dijo...

Gracias, Toris. Gracias de verdad. Y además por tu presencia constante.

Mario, qué bueno. Lo extrañaba horrores.

Abrazos para los dos, Rochies

Mª Jesús Muñoz dijo...

Rochies, impresionante...cuántas vidas vivimos en una misma vida...Cuántas personas conocemos, que nos hacen bien y también nos prueban...Tus letras te salvan, te impulsan y te renuevan,amiga...He tratado de seguir tu historia, me he pasado algunas cosas, pero me ha encantado esa espontaneidad entrañable, que has esparcido en cada post...
Mi abrazo grande para ti y para Rosina...(sonrío)
M.Jesús

 
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