6 de enero de 2015

Encuentros, Borges (Parte XXIII)

Aproveché la mañana para escribir, y en un determinado momento sentí el impulso de ir a visitar la tumba de mi abuela.
Mi tía siempre me insistía y en dieciocho años jamás lo había hecho. Mi nona falleció el diecinueve de septiembre de mil nueve noventa y seis.
Quería pedirle permiso para hacer lo que iba a hacer: tratar de acercarme a ella, si ella así lo consentía.
Le pedí perdón por tantos años sin ir, le conté cómo había sido mi vida desde que se fue.
En aquel entonces yo tenía solo veinticinco años y ya había sufrido mucho.
Ella confiaba tanto en que Claudio y yo lo enmendaríamos todo...
Sí lo hicimos, pero ni como yo, ni como ella lo hubiésemos deseado.
Le dije que a veces me sentía muy sola, sobre todo desde la partida de él y de mi hermano, del que ella no llegó a saber. Me cuesta pensar cómo hubiera reaccionado ante su aparición...
La puse al tanto de todo.
De los dos renacimientos, porque las dos veces se trató de eso, de renacer, de resurgir de las cenizas. Estaba muerta en vida...
Le dije que cada tanto transitaba otro tiempo y que ya nos habíamos encontrado.
Le pedí hiciese todo lo posible para que eso se concretase nuevamente.
A la tarde, tal cual lo pactado, fui a casa de Borges para la hora que iría mi padre. Fue una tarde de trabajo intenso. Casi no discutíamos en la selección, y él recitaba cada día mejor.
Habíamos citado a los diseñadores. Ahí tuvimos que ponernos de acuerdo los dos. Borges confió en nosotros.
La tapa sería de un verde muy oscuro y llevaría una pintura de su rostro.

3 comentarios:

Mario Gómez dijo...

Esa tapa verde oscuro es ya como ver a Borges. El inicio me parece soberbio: estar escribiendo y de repente ese impulso de visitar la tumba. Intuyo que hay una continuidad entre los dos actos, porque escribir es a veces hablar con los que no están y entre otras cosas, porque ambas acciones implican una relación común con la melancolía.

Mª Jesús Muñoz dijo...

Rochis, vuelvo de nuevo con vosotros, amiga...Te leo y me doy cuenta de esa intuición extraordinaria que tienes para escribir y conectar con los seres queridos, ellos también conectan contigo...Vuelves a Borges y seguro que Borges te susurra y te inspira muchos escritos...Mi felicitación y mi abrazo inmenso...Espero que este nuevo año tengamos todos serenidad y sabiduría para seguir aprendiendo y mejorar nuestro mundo.
M.Jesús

TORO SALVAJE dijo...

Además tenía buen gusto.
Un crack en todo.

Besos.

 
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