9 de diciembre de 2014

Km 5 (FIN)

Fue un viernes, hace dieciocho años, terminaba la semana, como tantas otras veces, como durante tantos años, cuando el imprevisto irrumpió en la rutina y me apartaste del letargo de esperas y fracasos, de no correspondidos amores, de historias imposibles.
Era de noche.
Nada, absolutamente nada, anunciaría el cambio.
No hubo señales, sólo, quizás, aquel humo en un cesto de papeles, un descuido que quizás anticipó las cenizas de un tiempo que ya era viejo, que no otorgaría más días distintos, al que era preciso decirle basta. 
No lo dije yo, lo dijiste vos por mí. Ignoro si en vos sí hubo un anuncio, o la mera señal. 
Me fui como tantas noches: Rodríguez Peña sabía de mis duelos, de un nosotros que nunca fue, y del que ignorándolo fuiste testigo, los pasos me llevaron por la  Avda. Corrientes. Era viernes y la noche se vestía de rito. Alguien me regaló un poema. Lo conservé por mucho tiempo...
Llegué a mi casa de aquel entonces, era casi primavera y la convivencia se había tornado insostenible.
Formabas parte de mi vida hacía rato, pero seguramente no yo de la tuya, provista de avatares y descuidos.
Contra todo lo predecible, vos que eras el conocimiento y la experiencia estabas sumido en un viaje sin retorno, y tu cotidiano ya no se sostenía. 
Pero hablo de los viernes y de los imprevistos, y del desvío que no se anuncia. Porque nada cambió de color ni hubo aromas. Claro, excepto el humo. Aquellos papeles convertidos en cenizas. 
Pasó mucho tiempo, pasaron tantos años, y sin embargo, hay ayeres que permanecen intactos, como el recuerdo de aquel hombre, veintisiete años atendiendo las mesas del mismo bar, y reconociéndome dieciocho años más tarde, cuando el nuevo ejemplar de "Rayuela", me pedía a gritos, un reparo para zambullirme en su páginas. 
"Rayuela" hablaba de rodeos y no rodeos. Del encuentro que les da fin, o re designa. Casi sin saber que anticiparía mi actuar.
Y ahí es cuando regreso: cansada, sola, una vez más. Como antes de aquel viernes de casi primavera cuando no sabía que un futuro impensado nos decidiría protagonistas, cuando aún estabas vivo y habría tiempo. Y trato de recordar a aquella que fui, a aquellos que fuimos, cuando este sentir de ahora, tan lejos de todo, atormenta. Y pienso en vos, cuando te tuve y nos teníamos; incondicionales, con nuestro caminar parejo. Cuando eras mi todo... Cuando mi mundo eras vos. Cuando aún vivirías "hasta los cien años" y no habría más futuros en círculo, y sí en espiral, cuando no había llegado tu último aliento, aquella mañana de enero, que tu corazón cesó de latir, en aquel kilómetro cinco, de la tierra que tanto amabas.

2 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Te felicito.
Eres una crack.

Besos.

Mario Gómez dijo...

Papeles convertidos en cenizas: es una definición y una imagen del Tiempo que contiene la desdicha, la literatura, el poema, el fuego extinguido, la memoria, tanta cosas con las que juegas en este Km 5, al que he descuidado un poco pero al que volveré más despacio, si me permites.

 
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