24 de diciembre de 2014

Encuentros, Borges (parte XX)

Llegamos a casa. Al principio me costó mucho dormirme. Sobre todo por el encuentro con mi abuela. No estaba preparada.
Con mi padre ya era usual, y mi madre vivía, solo se trataba de conocerla con unos cuantos años de anticipación, embarazada de mí.
Antes de despedirnos, Borges me preguntó si al día siguiente quería ir a Luján a ver a María Gracia, e intentar llegar a la casa de los padres de ella. Inmediatamente le respondí que sí.

-Saldremos de mi casa. Eso impedirá viajar en un coche "del futuro". Me aturde la ciudad. Tal vez solo sea que no estoy acostumbrado.
-Como usted prefiera, maestro.
-La espero a desayunar.
-¿Será muy tarde ahora para confirmarle que vamos?
-Yo creo que sí, no lo había tenido en cuenta. Creo que será más atinado, llamarla mañana antes de salir.
-¿Es consciente, que es más que probable, que al menos cuente con la posibilidad de ver a su hermano de cuatro años?
-Creo que realmente no del todo.
-No es fácil lo que tenemos que llevar a cabo.
Información, y detallada, ya obtuvimos la última vez. Ahora la meta será la casa de los padres de ella.
Pienso llevarle unas flores. Más allá de todo, María Gracia, me parece una buena mujer que está obrando por ignorancia y por miedo.
Le tiene temor a Salcedo, y no sé si seremos nosotros los encargados de quitárselo.
Quizás si supiera que él está participando del libro, piense que es todo una trampa, y nos perdería la confianza.
Lo reflexionaré esta noche, y usted descanse, que si todo sale como lo programamos, le espera un día más emocionante que el de hoy.

2 comentarios:

La Peor de Todas dijo...

Quiero saber si hubo encuentro con Graciana! Hace mucho que no la leía, un placer pasar por acá otra vez!

Mario Gómez dijo...

Expectación. Ya se entiende tan bien con el tiempo que no le resulta sorprendente encontrarse con su madre con unos años menos.

 
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