10 de diciembre de 2014

Encuentros, Borges (parte XV)

Tanto Borges como Fani estaban encantados con Luján.
Disfrutaron del copetín, en una mesa con vista a la Catedral, mientras el sol bajaba lento.
Ver la ciudad en el setenta no dejaba de ser de lo más pintoresco. Una oportunidad irreemplazable.

-¿Vamos a Carlos Keen? - propuse espontáneamente.
Con un auto estamos en diez minutos. La ruta es preciosa. Es todo aromas, Borges. Lo hará pensar en Adrogué.
-El amarillo aún no me ha abandonado. Si llegamos antes del atardecer, podré disfrutar parte de la caída del sol.

Allí no se privaron de entrar en una pulpería encantadora y solicitar unas cañas. Ella siempre se anticipaba: "de naranja", como en el cuento "El Zahir"...

-Por cierto me ha encantado Carlos Keen. Le estoy agradecido. Creo que puede llegar a inspirar alguno de mis cuentos.
-Mi hermano pensaba mudarse aquí. Para el Luján ya se había vuelto agitado. No podía creer que yo aún tolerase la ciudad.
-Hubiese sido un acierto
-Vamos a la dirección que figura en la guía. Le diremos que teníamos una cita allí. Por supuesto que será un error, pero una buena excusa para entrar.

Así lo hicimos.
Él mismo golpeó la puerta.
Salió una mujer joven, muy bonita, muy similar a lo que sería María Gracia en el futuro. Se sorprendió al ver a Borges.
-Mucho gusto, señora. Hemos llegado con demora pero espero que no la suficiente para que esté enfadada.
El viaje desde el centro ha sido largo, y debíamos también visitar Carlos Keen.

Ella no salía de su sorpresa.

-Pues pasen entonces.

Era increíble que creyese en nuestra mentira, o quizás no podía rechazar bajo ningún concepto la visita de Borges a su propia casa. Yo tampoco lo hubiera hecho.
Sin embargo, después de habernos acomodado, nos preguntó que nos traía por ahí.
-Pensé que lo sabía - respondió Borges.
-No, en absoluto.
-Pues entonces, se trata de un error.
Debemos tomar algunas fotos en Luján, y creíamos que esta era una de las direcciones. Su casa es de las más antiguas de la zona.
-No estaba al tanto de la visita, pero no tengo inconveniente. Siempre soñé con conocerlo. Yo escribo...
-La felicito. Suele ser un gran recurso para muchos.
-Estamos preparando un libro que se llamará "Buenos Aires", pero el Buenos Aires de los arrabales.
Hemos estado en Adrogué, Areco, ya sabe que en Carlos Keen y cada pueblo tendrá su poema. También me interesa fotografiar las gentes, no solo los lugares...

Me impresionaba lo bien que mentía el maestro. O tal vez era una idea apenas surgida.

-¿Usted nació aquí? - le preguntó intentando un diálogo.
-Sí, pero viví muchos años en la capital.
-¿Tiene hijos?
-Sí, dos. Aunque uno de ellos vive con sus abuelos.

Maldita, pensé para mis adentros.

-¿Por alguna razón en particular?
-Por seguridad.
-¿Pero es hijo suyo y la crianza la guían sus abuelos?
-Ellos pueden estar todo el día con él.
Con mi hija es distinto, mi marido se encarga.
-¿Pero por qué de su hijo, no? Perdóneme la impertinencia.
-Es que a mi pequeño lo quisieron secuestrar hace un tiempo. Estaba jugando a la pelota en la vereda. Los vecinos vieron todo y me advirtieron.
Sus abuelos pueden estar todo el día con él.
-¿Averiguó las causas del secuestro?
-No, solo elegí esta opción.
-Perdóneme que le pregunte tanto. Pero me resulta tan extraño...
¿No cree que en un futuro, no haber sido criado por su padres puede dañarlo?
-Espero que no. Que sepa que lo hicimos por su seguridad.
Además él no es hijo de mi marido. Aunque éste lo quiera como tal.
No creo estarme equivocando.
-Yo creo que sí. Usted no deja de ser la madre. La juzgará con los años.
Perdone tanta intromisión, señora. Pero jamás le hubiera perdonado a mi madre algo así. Me diese la excusa que me diese.
¿Dio parte a la policía del intento de secuestro?
-No.
-¿Por qué no lo ha hecho?
-Porque no tengo mucho para decir. Cuentan que era un auto verde con una franja negra. Conozco alguien con un auto así. Un Ford Falcon.
-Puede ser casualidad.
-No lo creo... su verdadero padre... Él tiene un auto así - titubeó.
-Entonces no es un secuestro, mi estimada. Su padre quería verlo. ¿Tienen visitas pautadas?
-No, él no sabe a ciencia cierta que tiene un hijo. Al principio no me creyó, y cuando me casé se lo negué. Tenía miedo de que me lo saque.
No sé por qué le cuento todo esto a usted...
-Porque le inspiro confianza. Porque sabe quién soy. Porque quizás está esperando que alguien le venga a decir que no está obrando bien.

Moría por ver a mi hermano de pequeño, pero no ignoraba cuán lejos estaba de lograrlo.
María Gracia parecía una mujer débil, sumisa ...y escuchaba al maestro con atención.

-Bueno, pasemos a las fotos si es posible.
-Por supuesto, será un honor.

Nos ofreció servirnos algo para tomar.
Con Fani aceptamos con gusto.
De pronto vi el cuarto de una niña, cuidadosamente preparado. Ella jugaba con sus muñecas y corrí a darle un beso.
Me preguntó quién era.
Le dije que era una amiga, de un amigo de su mamá.
Yo soy Fabita, respondió.

En el viaje de regreso Borges me hizo hincapié en lo que le había dicho a María Gracia.
Quería publicar un libro de fotos con poemas. De paso continuáremos aireándonos, agregó.
La casa de Victoria es un palacio. La invito cuando quiera. Solo bastará con llamarla. Es una mujer muy ocupada.
Son bellísimas ambas, tanto la de Beccar como la de Mar del Plata.
Y Silvina y Bioy también tienen una casa espléndida también allí.
-Luego la llamarán Villa Silvina y Villa Victoria Ocampo. La de Victoria podrá visitarse, será un centro cultural. La de Silvina será convertida en colegio.
-¿Está conforme con mi interrogatorio de hoy?
-¡No sé cómo pudo lograrlo!
-Ella es una mujer muy simple. Carece de grandes argumentos.
Si no supiese por usted el resto de la historia, me hubiese dado pena indagarla así.
Su padre sabe de Jorge. Ese detalle lo ignorábamos...
Pero ahora cree que no es su hijo, o que se lo ocultan, por eso pretendió robárselo.
Yo no sé por qué no se lleva el caso a la justicia...
Ella cree que viviendo con sus abuelos lo mantiene lejos de Salcedo. Vaya solución. Eso la llevará a mentir toda la vida y a conducirlo a tan trágico final.
-Maestro, no pude ver a mi hermano - le dije con cierta tristeza. -Y no tenemos excusa para hacerlo.
-La pensaba más atrevida.
Averiguaremos los nombres de los padres de María Gracia y haremos lo mismo que con ella, aunque la gente mayor es más desconfiada.
Solo espero que se trate de una bonita casa para tener la excusa de fotografiarla.
Por otra parte, irá al colegio. En algún horario lógico la sacarán de la casa a la pobre criatura.
Poco debe ya entender de por qué no vive con sus padres, y su hermanita sí.
-Eso lo atormentó toda su vida - dije con angustia.
Y más cuando descubrió, ya muertos sus abuelos, cartas de mi padre a María Gracia, donde verificó que no se había tratado de una sola noche, sino que habían sido una pareja muy estable. Pero para entonces mi padre ya no vivía...
-Pobre, joven. Las mentiras nunca conducen a nada bueno.
-Nosotros venimos mintiendo bastante.
-No lo crea. ¿"Atlas" o "Buenos Aires"?
Usted lo sabe mejor que yo, pero seguro no piensa interferir.
-Ha acertado.

2 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Debería ser más atrevida.
Claro que si.

Besos.

Mario Gómez dijo...

¿Atlas o Buenos Aires? Para mi que va a ser mejor Atlas. Atlas fue lo que escribió siempre Borges, una forma de intentar comprender los laberintos por los que se movía, las bifurcaciones de los senderos y otras formas de perderse. Es también lo que intenta la protagonista de estos capítulos, inventar una nueva geografía de la memoria, abolir el tiempo.

 
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