6 de diciembre de 2014

Encuentros, Borges (parte XIII)

-Lo he pensado mejor, por un lado quiero que llame a su madre, que la deje libre de toda sospecha. Ella presiente que usted está en algo raro. De visitarla cada día, a no saber nada de usted, hay una gran distancia.
Debemos corroborar también la dirección de la madre de su hermano.
Usted ha dicho que tiene un marido, tendrá un trabajo...
En Luján no es como aquí. Todos se conocen con todos.
Además he cambiado de opinión, la acompañaré. Iremos con Fani. Ella es especialista en sacarle información a la gente.
De paso respiro lejos del centro.
Eso sí, no me haga entrar en la catedral - rió.
-Yo sí lo haré.
Los curas también saben mucho. Pueden haberlo bautizado ahí, o ella ser una asidua concurrente de la iglesia. De hecho lo es, la he acompañado en una ocasión.
-En eso tiene razón.
-Puedo hablar con un párroco y decirle que estoy buscando a mi hermano.
-Se ha olvidado de un detalle. Ante todo debemos saber si su hermano vive y que año transitan en Luján...
-Gracias, maestro. Yo misma ya me siento en el año setenta, antes de mi nacimiento, casi de modo permanente, por eso me olvido de llamar a mi madre y me parecen tan reales los encuentros con mi padre.
-¡Lo son!
Es usted la que vino del futuro, para quizás arreglar ciertos temas.
-Pero aún no nací, maestro.
¿Iremos a conocer al hijo de Salcedo cuando nazca?
-¿Usted se refiere a si irá a verse a usted misma?
Ya habló con la pequeña de seis años en el Hotel Las Delicias...
¿Vio que es posible? Y quizás ahora, de aquí en adelante pueda vivir su presente más liviana. Quizás hasta pueda evitar que María Gracia mienta a su hijo durante toda una vida y que él tenga tan trágico final.
-¿De veras, maestro?
-¿Y si no por qué estaría teniendo esta oportunidad?
-Para enloquecer. Más - reí.
-Ya estamos locos.
-Para ver a mi padre. Para comprobar si me amó. Para saber cómo fue esa separación. Estudiar Letras apenas egrese del colegio y no perder tiempo con otras carreras. No regalarle los años que le regalé a mi pareja. Quizás intentar vivir en el lugar de mis sueños, San Martín de los Andes. No vivir como si fuese eterna...
-Ve cuántos sueños por cumplir.
-No, maestro. Cuánto por enmendar.
-Yo también debo enmendar.
-Yo misma lo ayudaré con su parte. Es cierto, usted también deberá corregir algunas cosas para que los últimos años de su vida sean tan felices como yo le aseguro que serán.
-Si la tengo cerca, no habrá inconveniente. Usted me orientará, pero el caso será cuando usted cumpla con su misión y regrese a su presente.
-No pensemos en eso ahora.
¿Lo pone triste?
-Claro que sí. Quiero ayudarla hasta donde pueda y como usted me supo asegurar no moriré solo, no quisiera tampoco transitar los años que resten, sufriendo como hasta hoy.
Ese sufrir les ha regalado mis poemas. De haber sido feliz quizás ni hubiese escrito...
-¿No recuerda momentos felices?
-Sí, en la Banda Oriental, cuando íbamos a la quinta de Amorim que está casado con mi prima, y los visitaba en Salto.
"El sol, por las mañanas, suele pasar primero por San Felipe de Montevideo que por aquí"...
Allí aprendí a nadar.
Pasé largas temporadas en la finca de mi familia en el barrio montevideano de Paso Molino y en la zona del litoral uruguayo.

-"Resbalo por la tarde como el cansancio por la piedad de un declive.
La noche nueva es como un ala sobre sus azoteas.
Eres el Buenos Aires que tuvimos, el que en los años se alejó quietamente.
Eres nuestra y fiestera, como la estrella que duplican las aguas.
Puerta falsa en el tiempo, tus calles miran al pasado más leve.
Claror de donde la mañana nos llega sobre las aguas turbias.
Antes de iluminar mi celosía tu bajo sol bienaventura tus quintas.
Ciudad que se oye como un verso.
Calles con luz de patio." (Montevideo)

-No pueden negar que son padre e hija.
Al irse, ayer, se despidió diciéndome que "Montevideo" no podía faltar, y me recitó los últimos versos.
-Maestro, continué...

"Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio los libros y la noche" (Poema de los dones)

"Yo me figuraba el Paraíso
bajo la especie de una biblioteca"

"Gracias quiero dar al Laberinto de los efectos y las causas" (Otro poema de los dones)

"Bruscamente la tarde se ha aclarado
porque ya cae la lluvia minuciosa
Cae, cayó. La lluvia es una cosa
que sin duda sucede en el pasado" (La lluvia)

"Patio que ya no existe. La mojada
tarde la voz, la voz deseada
De mi padre que vuelve y que no ha muerto" (La lluvia)

-¿Cree que precisamos de él?
-Claro que sí.
-Bromeaba.
-¿A qué hora dijo que venía?
-A la hora del té. Y prometió masas finas. Las compra siempre en el mismo lugar, "Celci", en Vicente López.
Un día hará un mal giro y en el choque fallecerá su madre.
Ahí comenzará su más fuerte depresión.
Creo que nadie logrará sacarlo nunca de ese estado. Amaba a su madre con locura.
-¿En qué año fue eso?
-Creo que no falta mucho, pero no lo sé...
-Lo embestirá de contramano el hijo de su productor televisivo. Una fatalidad.
Esto me lo contó Julia Sandoval, hace un par de años...
Como verá he debido siempre reclutar fragmentos de historia.
El cuerpo de mi padre fue cremado sin aviso en fosa común. Por eso la convoqué. Solo me ayudó la SAGAI.
El expediente se llamaba "Fallecidos para la cremación que carecen de familiares"...
Fui yo la única en litigar...
Además, una burla, el nombre con el que estaba inscripto en la Asociación era más que erróneo, "Jorge Pedro Codicinio Di Paola", y no figurábamos ninguno de sus hijos. Ninguno de los Jorges, ni Jorge Hernán, ni Jorge Claudio, ni yo, su legal primogénita.
Quería al menos una placa que dijese "Tus hijos, Rossina y Jorge".
Mi otro hermano, el menor, no quería saber nada, y también se llama Jorge. 
Solo yo sabría que nos estábamos refiriendo a su otro hijo.
No lo logré.
-Todavía. No me parece tan difícil de lograr, si hace un verdadero escándalo. Pasa que seguramente no la creyeron capaz.
-Les inicié una causa en una fiscalía. La perdí por falta de testigos.
Luego me prometieron un monolito, donde en medio de otros varios artistas figuraría su nombre. No me conformaban pero al menos era algo.
Sin embargo, tampoco cumplieron.
-Mi familia tiene un pabellón en Recoleta, pero no sé si quiero que me entierren en este país. No hay respeto ni por los muertos.
-Me sonreí. María no mentía. Había sido una decisión de él elegir Ginebra.

"Y si esta numerosa Buenos Aires
no es más que un sueño
que erigen en magia las almas" (Amanecer)
"Desde que te alejaste
Cuántos lugares se han tornado vanos
Y sin sentido, iguales
A luces en el día
Tardes que fueron nicho de tu imagen
Músicas en que siempre me aguardabas,
Palabras de aquel tiempo
Yo tendré que quebrarlas con mis manos" (Ausencia)

Sonó el timbre, era él. Traía el paquete de masas. Fani sirvió el té.
Con mi padre coincidíamos en la selección, y Borges estaba bastante de acuerdo.
Él no admiraba su obra. Admiraba la obra de los otros. Así que era fácil destacarle algo y decirle, éste sí, éste no.
Me fascinaba oír recitar a mi papá.
Creo que con lo que más conflicto teníamos era con el orden. ¿Por año, por libro, por tema, por impulso?
Mi padre decía que era mejor avanzar por fechas, por tratarse de las obras completas.
Creo que estábamos de acuerdo.
Habría también que seleccionar la música, yo era partidaria de Piazzola.
Me costó conseguir en mi presente una casa que revelase los rollos de las fotos que sacaba cada tarde. Salían veladas...
No había caído en el fanatismo de tomarme fotos con ninguno de los dos, pero sí lo hacía mientras trabajábamos.

Mientras tanto al llegar a casa no olvidaba continuar con las averiguaciones sobre cómo localizar a María Gracia en Luján. Dijo que me acompañaría, él y Fani, pero precisábamos elaborar algún plan de acción.

Una tarde me decidí a preguntarle a mi padre si tenía a los suyos.
Me dijo que lamentablemente su madre había muerto en un accidente de auto, donde él manejaba y que la terapia lo estaba ayudando pero no lo suficiente.
Me contó que en el auto iban su cuñada, su sobrina, su hermano y su ex mujer.
-¿Julia?
-No, una mujer con la que estuve poco tiempo. No nos casamos
Pero me supo acompañar bastante en tan terrible momento.
No había dudas. Hablaba de María Gracia. No me atreví a continuar con la conversación. Noté que no se ponía bien y tampoco teníamos la suficiente confianza.
  

4 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

La que vino del futuro...

:)

Si.
La deshacedora de entuertos.

Besos.

Mario Gómez dijo...

Enmendar los caminos mal elegidos o impuestos, eso es más difícil, Borges ya se entretuvo en aquello de cambiar el pasado, en La cifra, sin ir más lejos, yo apunté esto al respecto: "Pero de entre la variada tipología de imposibles que suelo manejar, uno que me entretiene bastante es la posibilidad de cambiar el pasado. Borges rastreó esta cuestión en un poema de La Cifra, se preguntó que nos quedaría si modificamos el pasado, si el Sur hubiese vencido en la batalla de Gettysburg o si Alonso Quijano hubiese conocido el amor de Dulcinea. La naturaleza del tiempo y de la lógica impiden estos juegos, lo triste en mi caso es la cantidad de veces que desearía tener este poder para mi propio uso y disfrute." Me podría creer que usted lo consiguió. Otra cosa que no quiero obviar es el recuerdo en forma de recuerdo de la voz, de la voz de Salcedo recitando. En algunos casos, quizás tan definidora del recuerdo como la imagen.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Es una historia Borgiana.

Mª Jesús Muñoz dijo...

Qué bien te manejas y cuánto disfrutas combinando todos los tiempos...Es una gozada leerte, amiga, seguro que Borges también disfruta...Mi felicitación y mi abrazo grande...
M.Jesús

 
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