2 de junio de 2013

Integros a cuatro manos

Era un pasillo largo y no podíamos ver el fondo. Sin embargo nuestra voluntad fue mas fuerte que nuestro miedo a descubrir lo que se encontraba allí. Desde el final del recorrido emanaba una luz muy rosa, una melodía resonaba entre aquellas paredes. Nos sentimos completos, íntegros y fuimos felices. Algo flotaba en el aire, algo muy parecido a la paz. Y fuimos felices.

2 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

La voluntad venció al miedo. Lo cual hizo la diferencia.

Mario Gómez dijo...

Una luz al final de un pasillo, la decisión de adentrarse, la sutil presencia de no se sabe qué pero que da paz. Me situó en un lugar al que querría pertenecer, sin necesidad de más geografías. El tiempo pasado de ese "fuimos felices" lleva todo al terreno de la nostalgia, del recuerdo, tal vez de la infancia que se intuye por el miedo. En cualquier caso hermoso, como siempre.

 
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