15 de diciembre de 2011

Recuerdo de un bosque


El laberinto diversifica, multiplica y distrae; nos guía el espectro; la inadecuación más apropiada. Arremete. Entorpece. Deriva. La meta desdoblada y dispar. El anhelo confuso.
Marionetas conscientes o matiz. Mandala de nosotros mismos.
Interesados. Curiosos. Insaciables. Sin alertas ni prejuicios.
Y me zambullo en lo probable y lo imposible; en la incongruencia congruente de este mar de piedad. El bosque nos teme. Nos expulsa. Y sin embargo, estamos aquí, pasajeros de este sueño sin retorno en misión olvidada. Distraída. Transitando los límites, la incertidumbre del ser.
Querer y que no nos quieran. Jurar eterno amor y el rechazo. Por aquellos lugares que ya fueron nuestros. Desconcertados por el vínculo; avanzamos a ciegas sin recordar cuáles fueron los por qué. La unión kármica y quizá inconclusa; non finita. Deudores tal vez.
Y te invito a mi vida sin prejuicios. Sólo peligra el no por si acaso, la vacilación o el desgano; el descreer; la ausencia de fe.
Confío en nosotros. Hermanados. Unidos por lo invisible que se siente y no se deja ver. Podés un poco más; mucho más. Que el sol procure el resto, que la sal nos purifique y vislumbre lo potencial del ser.
Sí, nos reconocimos. Fue un reencuentro. Algo pendiente nos hermana. Desde esa tarde crecimos. Y fue testigo el río, y también el sol; los intervalos y las pausas; la ruta. Cómplice.
Y no es preciso colorear ni edulcorar.
Desmesurados.
Te dejo que seas, y te dejes ser. Sin tamiz. Que trasciendas lo imposible o lo jamás imaginado. Que llegues al bosque. Al recuerdo nítido y ancestral que quiso este conglomerado de retratos y tiempos. Ya no sabemos cuándo ni dónde fue que fue.

13 comentarios:

El Gaucho Santillán dijo...

Me gusta la idea general de "dejar ser".

Sin edulcorantes, ni disfraces.

Buen texto, amiga.

Un abrazo.

D. dijo...

"Mandala de nosotros mismos".
Esa es buenísima.
La anoto como tuya en mi Libro de Frases.
Saludos.

Janeth dijo...

Alguien una ves me dijo, que ese viaje iniciático que era el amor, obedecía a un íntimo y profundo anhelo de reencuentro con uno mismo en el ser amado. Qué cierto...

Javier F. Noya dijo...

Pareciera una despedida y una bienvenida, un adiós y una invitación, con referencias muy puntuales, que nosmdejan perplejos, aprendiendo de esa palabra potencial que pesa justamente por estar ausente. Ritmo. De brevedades. Y de carne abierta, pasión cruda y natural, a temperatura ambiente hasta que ese destinatario cruce el bosque, se adentre en ese laberinto de evocaciones y deseos futuros, que consu,afos, quizá incendien el bosque. En esa instancia, parece que poco importaría. Besos.

Javier F. Noya dijo...

Quise escribir consumados....

Un par de neuronas... dijo...

Está bien ser y no ser a la vez. Difuminarse entre esos árboles y escuchar su sonido, viendo el trasluz por arriba mientras tratamos de ver el cielo o mientras sentimos la humedad en los pies... si es que somos como ellos, tratando de llegar más alto para tomar un poco el sol y sintiendo la ley natural del más fuerte.

Besito.

Javier F. Noya dijo...

Parece no haber Minotauro en ese laberinto; antes que amenaza, una especie de invitación an un eterno retorno, pero helicoidal, como para corregir o retener lo perdido, que ya fue. Espirales....y lo complejo que implica. Besos.

Patrisac dijo...

Me encantó. Idola!!! Besos.

SC dijo...

Sublime!

Escribir es seducir dijo...

INDUDABLEMENTE ALGO MUY EMOCIONANTE.
OLVIDAR LA MISIÓN EN LA VIDA...
Y TANTAS OTRAS COSAS QUE NOMBRA ME HAN HECHO DERRAMAR ALGUNA LÁGRIMA.
OJALÁ UN POCO DE MAR Y ALGO DE COLOR ANARANJADO NOS TRANSMITA UN POCO DE PAZ QUE BIEN NOS VENDRÍA PARA COMENZAR EL 2012
ALLÍ IREMOS ROCHITAS

Anónimo dijo...

Tengo de siempre la idea de que perderse en un bosque, o intentar al menos perderse,debe ser una de las felicidades y de los imperativos que todos debemos cumplir alguna vez en la vida. El bosque como laberinto, el "querer y que no nos quieran", los "por si acaso", son palabras que le pertenecen y que, si me permite, compartiría como si fueran también mias.

Insisto... dijo...

Invitar a tu vida y sin prejuicio,es justo lo que uno pide;amar sin medidas,ni a medias.

Te sigo...

Javi Santos dijo...

Yo tampoco creo en la vida como un proyecto, como una ruta, como una ciudad bien limpia y programada, la veo así como bosque que te sorprende y te encuentra antes que busques nada. Solamente somos dueños de recuerdos y el resto viene de pronto, casi sin dejarnos meditar sobre cada cosa.

 
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