13 de marzo de 2011

De azares y desvíos

Nada indicaba el fin. Nada.
Sí hubo besos, un demorado perdón. Tal vez una manera de amor. Una almohada compartida. Un desayuno cotidiano. Sin protocolos, sin disfraz, como desde siempre.
Ella no supo ver. A pesar de que por primera vez descubría a esos testigos, que bautizó al revés. Aquellos edificios, que en la manzana de su infancia miraban de frente.
Sin saberlo habían sido vecinos desde siempre. Desde que ella iría seguramente a la escuela primaria y él anduviese ya por alguno de los múltiples destinos que abarcaron su carrera.
Hubo renuncias que más tarde se tornarían irremediables. Espacios cedidos. No supo ver. No quiso acaso. Burlas del destino.
Siempre fueron tres. Desde el primer día, cuando lo imprevisible suscitó presentes, que decidió vivir.
Paréntesis que la hizo sentir viva, capaz de generar destinos, futuros distintos. Sin culpa.
El lo ignoraba, aunque el ser humano estuviese basado en la libertad. Ignoraba, que no sin lágrimas, encontraría otros brazos que sabrían protegerla del temporal. De tanta incertitud.
Que fue él quien tal vez pudo acompañar, tocar, sanar, esos rinconcitos reservados a los amores de siempre. Los lacrados, los de toda la vida.
Fue tal vez un encuentro atemporal. Un reencuentro. Una deuda de otro tiempo. Un amor tardío.
Sortearon obstáculos. Miradas. La propia y la ajena. Una pausa de a dos con rumbos inesperados.
Un océano expectante podría haberlos unido o separado para siempre.

-¿Me epstraniaste?
-¿Sí!, y vos? Cada día te tengo más cariño, afecto y mucho más.
-Quiero saber del mucho más.
-Que te estoy queriendo demasiado y te vas a ir.
Que como te quiero también deseo que tomes la mejor decisión, que quemes todas tus naves antes de definirte por la Patagonia. Aunque, nunca te ví tan felíz como en tu Sur...

Que su sueño era la Ciudad Vieja lo supo desde el inicio, desde aquella noche que solos y rodeados de desconocidos el destino azarozamente los unió, sin reparos, sin los "no por si acaso". Entre letras manuscritas en un libro de Lugones y Guiraldes, entre hacedores, enigmas del tiempo, tigres, espejos y laberintos.
Que esa habitación no existía, que ella no la había visto, el nombre de una mujer lo delataba, dolía una mujer en todo el cuerpo.

Que se extrañan. Sí, seguramente. Que ya no es el orgullo, sí quizás el temor, el miedo al olvido.

-¿Cuándo fue que me dejaste de querer?
-Nunca. En realidad te avisé que te estaba queriendo demasiado. Intenté empezar a irme sin que te quedasen dudas de que estabas haciendo lo mejor para vos. Me sentía responsable ya de algunas decisiones. De mucho.
-Pensé que ya no estaba bueno que te vieran conmigo.
-Nada de eso.
-Nunca te agradecí que no eligieras "las comedias" y nos mostrasemos ante todos desde el primer día. Me dio miedo. Costó. Siempre tan dependiente del otro. No sé... pero nunca te lo agradecí.

Una ruta muy gris desde Tigre invitaría a aquella primer tarde compartida. A ese volver a ser de a dos.

-Aunque no lo creas, ese sillón, o el cuaderno que me quitaste de las manos cuando corregíamos los escritos, no los voy a olvidar nunca.
Detrás de cada broma, de las peleas inventadas, comenzaba a existir una necesidad de nosotros, que estaba queriendo ser, que ni yo pude ver.
-No entiendo por qué no lo vivimos...
-¿Te acordás que te perdoné? Tenía montones de discursos preparados. Palabras que en esos meses ahogaron.
-Lo sé. Estuve pésimo.
-Que las parejas no eran para siempre. Que era error de hombres y mujeres considerarlo así. Que había que admitir distracciones. El mantener seducido a la otra persona, y toda tu tesis...
Lloré mucho. La mañana te la adjudicaste. No tuve fuerzas para salir de casa. No te hubiera perdonado no estar en Proa, ese domingo por la tarde, con mi Levrero luminoso.
Sabés, a pesar de los meses que pasaron, de la distancia que evidentemente decidiste tomar, me duele. Incoherentemente compartiste conmigo mi mejor momento. Lo que toda la vida soñé. No sé por qué lo hice así. No sé por qué no lo evité...
Lo quería tanto, y desde hacía mucho tiempo.
Sí, que me encantaría tener noticias tuyas. Saber de vos. De tu última hazaña, la cortazariana. Ah, sabés una cosa, tu música no sólo se dejaba escuchar, me encantaba.
Siempre te dije que no olvido nunca, pero perdono demasiado. Y estás cerquita. Acá. En mi recuerdo y en mi presente. Porque es hoy que decidí contarte como fue nuestra historia. Esa que termina con un beso, en una mañana de sol en Palermo, cuando empezabas uno de los lunes más lindos, por todo lo que ya habíamos compartido a esa hora del día. Cuando los pájaros, esos que en primavera empiezan a cantar a las cinco, nos despertaron abrazados.

14 comentarios:

Guido Finzi dijo...

Para empezar, decirte que me gusta mucho como escribís. En parte porque lo hacés muy bien, y en parte porque extraño y me seduce, eso modo porteño de contar las cosas. De algún modo, no entiendo quizás muy bien el porqué exacto, me hiciste acordar de la desaparecido Paola Kaufmann.
Hay momentos compartidos con otra persona, que se me antojan son un aleph, atemporal y que escapa de los análisis convencionales. También creo que uno no sólo conoce a otra persona cuando ya no está a nuestro lado, sino que así comenzamos a conocernos a nosotros mismos. Abrimos zonas de la conciencia que estaban entreabiertas, y nos insuflamos, esto sólo a ratos, de una euforia capaz de provocar encuentros y situaciones interesantes.
No sé, tal vez estoy equivocado en todo, pero prefiero pensar que acierto de pleno.

Un saludo

PD: Qué curioso que seas de Palermo porque, en al menos un par de mis relatos, cito la calle Charcas. Se ve que, por alguna razón extraña, la llevo clavada en el subconsciente.

TORO SALVAJE dijo...

Asisto embelesado a la proyección de tus recuerdos.

No aplaudo por respeto.

Besos.

Anónimo dijo...

Unos recuerdos muy vívidos, quedan
tantas cosas en el recuerdo: olores,sabores, colores, que es
dificiel olvidar.
Me gusta como escribe, tal parece
que estas ahí.
Abrazos desde el corazón.
Elena.

Janeth dijo...

Cuando los ruidos se apagan, dentro y fuera, todo es quietud, entonces la conciencia se despereza, se yergue y mira a su alrededor y ¡oh prodigio!, en el espejo de la naturaleza se contempla. Descubre la misma alma, fuera, por doquier, y lentamente recuerda.

Escribir es seducir dijo...

UNA HISTORIA DE AMOR INCONCLUSA
QUE TAL VEZ EN UN PASADO NO MUY LEJANO HUBIESE TENIDO UNA OPORTUNIDAD DE VIDA.
PERO LAS COSAS SIEMPRE PASAN POR ALGO Y TODOS NOS DEJAN HUELLAS Y ENSEÑANZAS
LO QUE SE VIVIÓ QUEDARÁ EN EL RECUERDO Y SALDRÁ PARA REÍRNOS UN RATO O HABLAR UNA HORA POR TELÉFONO

SALUDOS

Crista de Arco dijo...

Qué hermosos recuerdos y más hermoso aún saber que existieron.

Un beso o 2 *

Beatriz dijo...

Instantes. Grabados en el alma a perpetuidad para disfrutarlos toda la vida. Para que exista la posibilidad de que el reloj gire a la inversa.

Tener alma es tener secretos. Silencios. Sentir la eternidad de lo que fue.

Siempre, al leerte me da la sensación que recorremos caminos paralelos

Un abrazo desde esta lejanía tan cercana.

VeroniKa dijo...

maldita borgeana!!!

adorole cuando se pone porteñisima y me dibuja las calles y los barrios de buenos aires.
me dan ganas de pegarme otra vueltita.


del amor?

no opino.

El Gaucho Santillán dijo...

Hay recuerdos que son cicatrices de la vida.

Se van cuando nos vamos.

Bien escrito, amiga.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Ya se que no es culpa suya, pero este escrito acentuó mi tristeza de una manera considerable, pero claro, hablamos de esa clase de tristeza delicada y necesaria que solo puede proporcionar frases como ese "volver a ser de a dos", tan hermosa. Me encantó.

Soy YO - MilThon dijo...

la escencia de la vida es el relato que uno puede vertir de su interior y creo que vos haces cada uno de ellos, palmar en la pantalla tus pensamientos y sensaciones
gracias
y que tal por el bello palermo todo bien.... por alla sos de bs as verdad?

La chica de la farmacia dijo...

Me quedé casi sin palabras, viviendo cada sentimiento con vos, cada situación, cada recuerdo.
Me regalaste una hermosa historia que transformé en película.
Duele, pero no deja de ser hermosa.
Te felicito. Me encantó.
Un fuerte beso.

Mary HC dijo...

no olvido nunca, pero perdono demasiado... a mí me pasa definitivamente igual. un abrazo canario :)

Cirulaxio dijo...

.."Hay momentos compartidos con otra persona, que se me antojan son un aleph, atemporal y que escapa de los análisis convencionales"...
Que buen comentario!
Hay momentos en los que se crea un dialecto que solamente es comprendido por 2 personas.
3 serían destructivos.

 
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