17 de abril de 2007

Sumando minutos y coincidencias

Cada día que pasa entiendo más el por qué de mi reeencuentro con Pao.
No hacemos más que sumar horas, o más bien minutos, estresadísimos minutos, ya que se trata por un lado de mi "pausa pranzo", y por el suyo de la interrupción permanente de los clientes que en su mayoría "ven luz y entran" (más de la gente que alpedísimo circula por "Recoleta neighbourhood").
O sea que vamos sumando muchos minutos, y sobretodo sumando coincidencias.
La pregunta interior que más nos ha surgido es la del por qué no habremos estado juntas en tal o cuál período, cuando descubrimos que nos ha tocado vivir y afrontar casi lo mismo. Y lo lindo y menos pesado que hubiese sido remarla de a dos.
Y guai que no se trata de cosas comunes al común...
Desde aquel día "1" (día en que me reconoció por casualidad) se sumó la "simpática" variación y control en mis horarios de almuerzo; la fallida autorización de días para que se concrete mi nuevo y próximo encuentro con C; el repentino odio hacia my boss, hacia mis coleguitas. Digamos que han sido no pocas situaciones fortuitas que Pao supo controlar, bajarme dos cambios, traerme un poco de aire a la situación. Más que nada porque en muchos de los casos, fue la primer persona en enterarse.
Las ruedas de vulnerables que creamos en el local (ya que la mayoría de las veces las testigos somos tres) serían dignas de al menos un book. De uno más.

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