30 de abril de 2007

Mis week end empiezan antes que para los demás; el ring raje se produce a la hora del almuerzo así que realmente si la ausencia de actividades lo permite, es una fija que lo dedico a recuperar el sueño atrasado de la semana, o sea "favourite activity": siesta.
La noche venía sin planes concretos, y eso no se vuelve un inconveniente sobretodo desde que decidí prostituir las mañanas de los sábados retomando el curso de inglés, así que si aspiro a que mi cerebro este medianamente funcionado y despejado at 9:00 AM para "understand a little english", mejor no planes...
Sin embargo, mi regreso a la jungla de cemento hace ya más de un mes, y aún sin demasiados encuentros con la gente que me rodea todo el año, ameritaba que hiciese excepción por S.
S and me are neighbours.
Digamos que ni ella ni yo estamos pasando por el mejor tránsito planetario de nuestras vidas, pero la remamos bastante bien (mérito libriano si los hay)
Velada extendida en busca de mesitas fumadores post cena, pasando por el "Spell" del Soho, "Janio" para terminar en "Cortaderas" (y como se acrecienta el problema con la llegada del invierno).
El saturday empezó temprano y con sólo cinco horitas de sueño, un laboratorio entremedio de las tres horas de clase, regreso a pie pasando por la guardia de oftalmo (conjuntivitis avecinándose) del Otamendi para terminar como siempre automedicándome o mejor dicho indicando que es lo único que me pueden recetar para no terminar visitando esa misma guardia cada tres días durante dos meses seguidos.
Acción sucesiva: regresar a casa y en el término de diez minutos iniciar la expedición a Bosh! (sin ánimo de ofender) entiéndase que para alguien que no maneja, ni tiene auto, y no se ha alejado de Retiro, Palermo, Belgrano, Patagonia o a lo sumo Pilar cada tanto, explorar trayectos jamás recorridos, es siempre una expedición, además de no tenerla clara ni ahí con los trenes.
Pero todo con tal de verlo a él, esos brujitos curanderos, manosanta, que "creer o reventar" me ha hecho zafar varias veces de la medicina ortodoxa.
No se si esta vez lo habrá logrado o no, pero estuvo bueno, ya que me descontracturó entera con su tradicional masaje, que ya un par de veces, como suele suceder con una sesión de shiatzu te deja en un principio más de cama que otra cosa.
Por lo pronto el día y el sol cooperaron en que el periplo se volviese más interesante, hasta el punto de verme motivada, ya de regreso, a merendar en confiteriita bastante high five de la zona.
Lo anecdótico fue que es la segunda vez en quince días que me ofrecen "tarotearme", esta vez no me podía negar ya que Manuel es medio como complicado de encontrar libre y casi por azar lo estaba, y eran ya casi dos años de la última "tirada" de un total de dos muy memorables...
Nahhhh! no podes con unas simples cartitas haber dicho "nombres" (exactly cuatro nombres), nombres que te venían como escritos en el aire, no podes haber adivinado que hacia dos días me habían ofrecido mudarme, ni tampoco asegurarme que si vuelvo a mirar hacia el mismo personaje del pasado (o sea C.) será para más y más lágrimas.
¿Cómo podes adivinar el nombre de su hijo? que según vos es la principal complicación para que C y yo estemos definitivamente juntos.
En fin, todo absolutamente todo shockeante.
Ayer pintaba ser un domingo de descanso, de mucha fiaca, de disfrutar de eso soles de otoño que parecen darle más color a mi casa, esa luz que la mayoría de los días no estoy para ver...
Ordernar, sahumeriar, airear, almuerzo con Sandy en mesita externa del boulevard, fiaca para cine (o la clásica no coincidencia para elegir cine con ella), pequeña siesta ya que, por fin 19:30 era la hora pactada después de varios meses de posts, mails y textos que lograron coordinarse para cafetear con ROSE, un muy lindo encuentro que confirma que a veces "materializar" a aquellos con quien nos conectó la blogoesfera bien vale la pena.
Prometo racconto del encuentro en un futuro post.

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